Diario de León

Obituario

Adiós al gran maestro Luis García Zurdo

Fallece el artista que salvó las vidrieras de la Catedral de León

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León

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Era un gran maestro —aunque él odiaba que se lo llamaran— y un mejor ser humano. La muerte, un tema del que nunca quería hablar, sorprendió ayer a Luis García Zurdo, un artista que jamás se jubiló. Hombre generoso y afable, solía saldar con una sonrisa los reveses personales y profesionales. Era didáctico, pero no demoledor. Pensaba que el éxito era alcanzar la serenidad. Le dolía que la piqueta acabara con edificios singulares para construir un León anodino. Sin él, la Catedral de León no hubiera iniciado la colosal empresa de restaurar las vidrieras, en una época en la que él era el guardián de un oficio aprendido de los mejores expertos alemanes. Aceptaba premios y honores, aunque solía considerarlos una pérdida de tiempo. Decía que sólo le tenía verdadero asco a la rutina. De su casa y taller de San Feliz de Torío, con el apoyo incondicional de su mujer y compañera de trabajo, Ángeles, salieron infinidad de vidrieras para iglesias y monumentos. No distinguía la línea divisoria entre la pintura y la vidriera.

La Universidad de León le nombraba Honoris Causa hace dos años y en 2019 El Albéitar albergó una gran retrospectiva de este genio que se formó en Munich en la época en la que al país germánico solo viajaba obra de mano barata. Allí aprendió la racionalidad, por eso siempre anticipaba la solución a cada problema.

La ‘D’ que Zurdo diseñó para el centenario del Diario . DL

Autor de decenas de vidrieras en edificios religiosos y públicos de media España, guardaba minuciosamente en su casona de la ribera del Torío dibujos de todas ellas, a escala 1:1. García Zurdo, al que le marcaron profundamente los años que pasó en una Alemania que aún tenía a la vista las heridas de la Segunda Guerra Mundial y donde fue discípulo del gran Josef Oberberger, consideraba que «el arte tiene que ser total. «Unas veces más figurativo, otras más colorista, según el momento, pero la expresividad es lo fundamental».

Cada vez que se veía obligado a hablar de sí mismo se disculpaba, quizá por eso no entendía a los colegas que ambicionaban tener una fundación para velar por su legado. A uno de ellos, que le preguntó qué hacía si no con su obra, le aconsejó: «Quémala». García Zurdo explicaba que había acumulado una gran producción porque nunca había tenido vacaciones. «Prefiero pintar, que es como mejor me lo paso».

Con Diario de León mantuvo una estrecha colaboración. Diseñó una ‘D’ como logotipo del centenario de este periódico, que se celebró en 2006. Asimismo es autor de la vidriera que se entrega al ganador del Premio al Desarrollo Social y los Valores Humanos que anualmente otorga el Diario.

El último reconocimiento le llegó la semana pasada. El colectivo impulsado por el artista Eduardo López Casado decidió nombrar a Zurdo ‘Paisano del año 2020’.

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