Diario de León

Ponce y El Juli, en maestro con un encierro de Zalduendo que guardaba dentro lo que no tenía por fuera

Triunfo contra viento y marea

La corrida de la temporada se celebró ayer en León al cincuenta por ciento de lo previsto inicialmente, y el cincuenta por ciento añadido no a

El Juli se metió al público leonés en el bolsillo, sobre todo en su faena al segundo

El Juli se metió al público leonés en el bolsillo, sobre todo en su faena al segundo

Publicado por
María Jesús Muñiz Redacción - LEÓN.
León

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Ponce resultó cogido, y eso ya es una noticia. Mala suerte en la cabeza del escalafón, con Joselito y el valenciano en el dique seco con fracturas graves, y José Tomás también fuera de juego. Respecto a la corrida, la tarde comenzó mal, salieron tres toros chicos y el público comenzó a enfadarse. Pero cuando salió el cartelón anunciando el peso del cuarto (438 kilos), se montó una bronca que arreció a la salida del animal y no cesó (lluvia de almohadillas incluida) hasta que no fue devuelto a los corrales. No se recuerda cuándo fue la última vez que un toro fue devuelto en León. A partir de ahí todos los toros que salieron superaron los 500 kilos de romana, aunque algunas caras dejaron bastante que desear o fueron, más que pobres, muy defectuosas. Al ganadero, Fernando Domecq, se le iba torciendo el gesto a medida que transcurría la tarde. Tarde que acabó con una sonrisa espléndida, porque a la bronca inicial sucedieron dos vueltas al ruedo del sexto y el octavo. Éste último fue el mejor del encierro, y El Juli no le dejó dentro ni una embestida. El público siguió la faena en pie desde el tercio de banderillas hasta la estocada. El Juli cambió al toro sin picar (salió huyendo del caballo al sentir el hierro), y lo dejó entero para lucirlo en banderillas. En la muleta fue un toro espectacular. Metiendo muy bien la cara, fijo y repetidor, con nobleza. Embistió largo y humillado por los dos pitones, sin quitar la cara del engaño, hasta el punto de que algunas tandas fueron en realidad viajes en redondo siguiendo la muleta alrededor del cuerpo del torero. El Juli bajó la mano y sometió la embestida por los dos pitones, y en toro se mantuvo con la boca cerrada hasta el final.

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