El claustro de la colegiata acogerá hasta el domingo las sesenta piezas más importantes del arte visigodo
La exposición de San Isidoro supera 30.500 visitas a dos días de su cierre
El próximo domingo se clausurará la exposición San Isidoro, doctor hispaniae, que desde su inauguración, el pasado 18 de junio, ha sido vista ya por más de 30.500 personas. El claustro de la colegiata ha sido el marco en el que se han reunido, por primera vez, las mejores sesenta piezas del arte visigodo o, en palabras del abad Antonio Viñanyo, «mucho oro, mucha piedra y ciencia», en referencia al contenido de la muestra, que conmemora el 1.400 aniversario de San Isidoro como arzobispo de Sevilla y se ha articulado en tres partes: el hombre, el sabio y el santo. La exposición, que se inauguró primero en Sevilla y, tras León, viajará a Cartagena, las tres ciudades que marcaron la vida del santo, arranca de los siglos VI y VII, época en que se produce el asentamiento de los visigodos en España. Pilastras, nichos y cruces de brazos iguales y mármoles de San Juan de Baños ilustran este apartado. A continuación se accede a la capilla de los Castañones, donde se reúne lo mejor de la epigrafía de la época (el Museo Arqueológico de Sevilla y la catedral hispalense son algunos de los donantes de estas inscripciones) y la Real Academia de la Historia ha cedido pizarras visigodas, un material que en tiempos de escasez suplió al pergamino. La capilla de los Quiñones o sala capituar acoge los tesoros de Guarrazar -réplica que se conserva en Toledo- y Torredonjimeno, una espléndida colección de coronas votivas y cruces de oro macizas, junto al tesorillo de la calle Valdés Real, del siglo VII, integrado por brazaletes, aros y pendientes. Un fastuoso conjunto al que acompañan otros no menos valiosos manuscritos de San Isidoro. El antiguo almacén de la colegiata se ha reservado para los tesoros leoneses: el arca de las reliquias del santo, la arqueta relicario de los esmaltes y el Pendón de Baeza. El recorrido concluye con una talla del santo en plata, que se procesiona el Corpus en Sevilla y un retrato de San Leandro, hermano de San Isidoro, obra de Murillo.