Fuerte polémica en el estreno de la escandalosa «Irreversible»

Precedido de una encendida polémica en Francia, donde es considerado un niño maldito, el realizador galo Gaspar Noé presentó ayer Irreversible en el festival de San Sebastián y negó que su película sea un escándalo en Francia, «ese honor es para Un perro andaluz», señaló. «Es una película que proviene, principalmente, del cerebro de los actores de la película, Mónica Belluci y Vincent Cassel, antes que de mi propio cerebro», declaró ayer ante un grupo de periodistas este realizador de origen argentino que apenas supera los 30 años y que, a pesar de su juventud, ha sido capaz de remover los cimientos de la cinematografía francesa por esta película que desató las iras en Cannes, ahora se presenta en Zabaltegi y muestra, con especial crudeza, la violencia del ser humano. Noé habló de Irreversible, un filme que, entre otras escenas propias de dejar maltrecha la sensibilidad de los espectadores, contiene una violación filmada en tiempo real, la incrustación de un extintor en la cabeza de un individuo o la rotura de un brazo con el mayor de los realismos. El cineasta precisó que su película es «un juego narrativo que otros hicieron antes, sobre todo en las novelas, aunque últimamente vi una que es más o menos similar, Memento». Noé se refirió, de este modo, a la estructura que hilvana los planos secuencia de este filme que va de atrás hacia delante, alterando por completo la lógica del lenguaje cinematográfico. «El proyecto recibió un impulso increíble por la colaboración de Belluci y de Cassel, que querían actuar en la película. Así que, y a pesar de no tener guión, el dinero de los productores llegó en dos días», explicó Noé, quien, para rodar Irreversible, sólo estaba provisto de un libreto de tres páginas formado por las secuencias que más tarde compondrían la película. Rodada en tiempo real, con diálogos improvisados y cediendo a los actores una capacidad de creación enorme, Irreversible se introduce en los cuartos oscuros de homosexuales, en los prostíbulos y en los ambientes más sórdidos.