Los ‘illuminati’ de la Catedral

Parecen escoltas salidos de la Guerra de las Galaxias . Se han intentado camuflar tras las columnas de la verja que rodea la Catedral de León. Las nuevas farolas plantadas en el atrio le han costado al Ayuntamiento 223.00 euros y alteran la visión de la fachada principal.

Esta semana también se instalaron focos para ‘encender’ la Pulchra desde el tejado del vecino Museo Sierra-Pambley, que se enteró cuando ya tenía la grúa encima. Los trabajos fueron adjudicados a la UTE Francisco Carrera Alonso y Luis Vidal Conde, con el fin de dar al edificio «una mayor perspectiva visual, con la ‘mimetización’ de las luminarias». Y siempre con soluciones respetuosas: focos que no desprendan calor sobre la delicada piedra y sistemas de soporte acordes con el monumento. Esa era, al menos, la teoría.

Lo cierto es que los precedentes son pésimos. La iluminación de la Catedral ha sido desde hace décadas un asunto que ha hecho saltar chispas. En 1968 se desató una auténtica tormenta cuando se iluminaron las vidrieras como un árbol de Navidad, para conseguir el efecto de permanente luz diurna.

En 1991 el Ayuntamiento arrasó el interior de la Catedral al instalar un nuevo sistema eléctrico. Unos trabajos chapuceros, con focos de tipo industrial, que incidían directamente sobre algunos vitrales, así como un cableado que mutiló varias estatuas. El responsable de aquel desaguisado fue el ingeniero municipal Fernando Ibáñez, quien salió al paso de las críticas admitiendo los errores, pero alegando que eran mínimos, dada la envergadura del proyecto y teniendo en cuenta que en la instalación se habían puesto 129.000 grapas cada 30 centímetros.

Santos descalabrados

El Ayuntamiento, la Delegación Territorial de la Junta y el Cabildo acabaron enzarzados a consecuencia de aquella funesta iluminación que costó 120 millones de las antiguas pesetas (720.000 euros). Los principales ‘damnificados’ fueron el Buen Ladrón —de la escena de la Crucifixión del sepulcro de Ordoño II—, que quedó mutilado de la pierna derecha; la imagen apostólica que flanquea el Cristo en Majestad, que se desprendió; el león de la tumba del prelado Martín Fernández, que fue perforado; la tumba del siglo XIII de Martín Rodríguez, que resultó agujereada y perdió elementos pétreos; y la capilla de Santa Teresa, donde colocaron un raíl con focos de lado a lado.

En la actual intervención se ha optado por luces led, para conseguir un ahorro de hasta el setenta por ciento en la factura eléctrica y mejorar la visión nocturna.

El importe inicial de la licitación era de 240.000 euros, financiados en un 75 por ciento por la Junta de Castilla y León, a través del Fondo Extraordinario para inversiones del Pacto para la Recuperación Económica, el Empleo y la Cohesión Social en la Comunidad.

El séquito de ‘illuminati’ que rodea ahora la Catedral no le ha gustado a todo el mundo.