Diario de León

De Madrid a León, Carlos Chacón: El hombre y la tierra

Es el madrileño que no echa de menos Madrid. Carlos Chacón encuentra en León su paraíso profesional para sus especialidades artesanas en un todo sobre la tierra. En la cerámica, la arcilla, el barro... «Tenéis una Naturaleza de una belleza insultante», dice. La Fundación Cerezales le ficha

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Encuentra arcilla como quien busca oro. Con la pasión del aventurero. Da con la idiosincrasia de la tierra, que resulta que la tiene. Y dice que la de la León es espectacular. Donde ves barro, él predice arte que será. Aquí ha encontrado un paraíso que ha convertido en futuro. Vino por amor y en eso está: un alcalaíno, Carlos Chacón, enamorado de León. Artesano, escultor, ceramista, alfarero, artista, maestro y creador.

Podría ser un artista total que lleva su obra desde el origen de la materia a los salones de las exposiciones. Y de casta le viene al galgo, porque su padre fue un referente. También en esto en el origen está todo. De nombre Carlos Chacón, su padre, este conquense fue un pionero en el desarrollo de la artesanía, la escultura y la pintura en los 70 y 80, en Alcalá de Henares (donde nació el protagonista de este reportaje) y fallecido prematuramente a los 40 años en un accidente de tráfico. Pero su legado ahí está y vaya que si está si se materializa, nunca mejor dicho, en el talento de su hijo, este madrileño que no echa de menos Madrid sino que pide más León. En la provincia más aficionada a la baja autoestima, él llega para decir que de El Bierzo a La Candamia, por ejemplo, la tierra no hace más que pedir una oportunidad.

«Tenéis una provincia de una belleza insultante, suelta así a las primeras de cambio quien pese a ser así de categórico es más tímido que de ideas irrefutables. Dice más cosas. Y entre medias, la Fundación Cerezales Antonino y Cinia no da puntada sin hilo y lo ficha para sus talleres. Dio uno y dará otro.

León ya estaba en su biografía por medio de un tío suyo de Sabero. «Para mi era un territorio casi mitológico. Luego lo descubro y es más. Hay antiguas adoberas, tenéis una gran huella antrópica, hay arcillas de muchos tipos. Por ejemplo, conocí el Valle de Fenar y me parece fascinante. Un filón único», relata dejando entrever que la Naturaleza es un arte en sí misma. En su caso personal, indica, sería y en ello está obra pictórica muy matérica, tal y como la define.

Así, su mundo se podría describir como el de alguien enamorado de los colores del campo y la montaña. Que los investiga y, tal y como explica, «luego todo todo por el fuego. El horno tiene la última palabra», define con precisión. Desde esta totalidad sí que matiza que su predilección actual sería «quitar todo el esmalte posible a la cerámica. Usarlo solo cuando tiene sentido», comenta.

Puede que todo este proceso natural tenga que ver con el momento vital suyo en León y su empeño en hacerlo llegar desde la perspectiva más natural. «Yo creo, incluso, que a las administraciones públicas les faltaría mirar más a este potencial de León como provincia. Mirar más allá de la Cuna del Parlamentarismo», asegura.

Mientras, su arte es un proceso en el que, «trabajo a tientas», asevera, sí que ha concretado gran parte de lo que hace como profesional. «Con la Escuela de Cerámica Montiel solo puedo dar gracias y pensar la suerte que he tenido. Y con Cerezales, también», remarca como parte de la estabilidad que ha logrado aquí en León.

Algo de estirpe de artistas hay en Carlos Chacón cuando habla de su familia, su madre, Santiaga, o sus hermanos Iván y Bruno, más allá de la figura de su padre. El arte y la cultura les rodea.

Pero esa es otra historia cuando tiene ya de manera inminente una nueva actividad con la Fundación Cerezales Antonino y Cinia.

Chacón llevará en su edición del 2023 el ciclo Gea de Arcillas salvajes para explorar el material barro desde visiones diferentes pero necesariamente complementarias. Se trata de establecer un diálogo entre ciencia y artesanía, un tránsito entre el territorio y los oficios que éste genera, en este caso en concreto, la alfarería y su relación con la tierra, la búsqueda y el conocimiento de los materiales que lo componen.

La mirada geológica permitirá acercarnos a las arcillas como un componente básico del sustrato abiótico que conforma la superficie terrestre. Rasgos, plasticidad, transformación... El hombre y la tierra en su salsa.

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