Diario de León

Nacho Aller, adiós a un agitador cultural de León

Fallece a los 61 años el polifacético Ignacio Aller Mantecón 

Nacho Aller, con María Teresa Morán Encinas, con uno de los vestidos de la colección 'Razones para vivir'. JESÚS F. SALVADORES

Nacho Aller, con María Teresa Morán Encinas, con uno de los vestidos de la colección 'Razones para vivir'. JESÚS F. SALVADORES

León

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Con Nacho Aller (León.1962-2023) se ha ido uno de los agitadores culturales de la ciudad, un personaje de la noche que pulía las sombras con madera alumbrando la vida desde los márgenes. Ignacio Aller Mantecón nació en el barrio de San Martín y pasó parte de su vida en Asturias. Se embarcó como cocinero mercante y con el tiempo recaló en los mares terrenales de su provincia de interior. Fue camarero en El Cafetín, uno de los míticos cafés del Barrio Húmedo, donde junto a su fundador, Moncho, y su alma mater, Ubaldo, tomó las medidas de la ciudad noctívaga y alocada, divertida y ensoñada. Su perfil en redes sociales, Nacho Gabanna, era un homenaje a esta época en la que también sirvió en El Capricho y el Gabanna.

Nacho fue también ilustrador y editor. En los tiempos en que la cultura fue dejada de la mano de las instituciones, bajo la excusa de la crisis, cuando en León florecieron las ágoras y los espacios comunitarios de creatividad social y cultural, Aller&Jular (Nacho Aller y Ana Rodríguez Jular) convocaron en el añorado café Ristán del Hotel Quindós de León un cónclave literario. '24 horas' fue un encierro creativo del que surgieron relatos, poemas y crónicas recogidos en el libro '24 horas' de Artesana.

Coeditó el poemario 'Agua' y también ilustró 'Razones para vivir', de Mar Mirantes. Colaboró junto a un elenco de artistas en el peti tapiz 5 de Reme Remedios 'Hilos de pintar' que se expuso en la Galería Ármaga y en la colección de moda de María Teresa Morán inspirada precisamente en ' Razones para vivir' que se presentó en el Café Ristán en 2017. En estos refugios literarios y humanos, sobre todo apostando por autoras femeninas ('Póker de damas y un comodín'), encontró razones para vivir un hombre de 'carne y verso' cuyas manos estaban hechas para cualquier oficio.

Le gustaban los desafíos de la materia, quizá más que los de la vida: madera, metal, alambre, pinturas... En El Taller de María Teresa desplegó su faceta de alquimista y se convirtió en un peculiar y querido personaje del barrio de San Claudio junto a la que sería su compañera en los últimos años de su vida, María Teresa Morán Encinas, y la tribu canina. Poco a poco se fue dejando llevar. Como escribió en su Facebook en 2017: "Harto pensé que estaba.../ y aún faltaba, la gota que colmaba el vaso... / Henchido de gozo en mi, pensé en construir un mundo mejor... / vano e iluso el intento de pretender tales momentos ... / tiempo perdido y perdido el zurrón..."

Nacho Aller falleció este viernes, por la noche, antes de la hora de las copas, en el Hospital de León. Dejó muchas historias por escribir. Se fue desnudo y ligero de equipaje, como reza el poema de Machado: "Y cuando llegue el día del último vïaje / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, / casi desnudo, como los hijos de la mar.” Su despedida es este domingo 12 de noviembre, a las 14.30 horas, en el crematorio del Cementerio de León. 

 

 

 

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