Diario de León

«León y el Musac forman parte de mi vida emocional»

Manuel Olveira, escritor y exdirector del Musac. JESÚS F. SALVADORES

León

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—¿Su nuevo libro ’Muero todos los días (2020)’, es un poema largo escrito durante la pandemia?

—Sí, lo escribí durante el confinamiento, entre marzo y junio.

—¿El título es una declaración de intenciones?

—El título es el de mi primer poemario, Muero todos los días (2013-2021), que era el de mi paso por León. En ambos casos, obedece a esa idea de diario. El título es una cita de la Biblia.

—¿Por qué ha tardado cuatro años en publicarlo?

—Porque después de escribirlo viene el trabajo de pulir y eso lleva su tiempo. Además, en 2021 publiqué Muero todos los días (2013-2021); y en 2022, el ensayo Habla del cuerpo social . Luego, me puse con este libro, por eso ha salido desplazado en el tiempo.

—El poemario tiene dos partes, la 1 y la 3, ¿qué paso con la 2?

—Hay una segunda parte que es una foto. Se inspira un poco en el título del libro de Isidoro Valcárcel Medina 3 o 4 conferencias . Me parecía sugerente. El libro asume esa tensión que en realidad son dos poemas largos. La imagen insertada son saúcos recogidos de la orilla del Bernesga. Son dos poemas que hablan de la casa y tienen en medio ese exterior que no pudimos disfrutar en la pandemia.

—En el poemario se intercalan fragmentos de escritores como María Zambrano, César Vallejo... ¿Son todos sus favoritos?

—Son favoritos, pero son fragmentos de lecturas que hice durante el confinamiento. Algunos están un poco retocados, pero resonaban en mí. El libro es un diario de las lecturas en ese tiempo y una forma de señalar esa soledad que teníamos todos, al no poder comunicarnos con nuestras personas queridas. En mi caso, esa comunicación afectiva fue con los libros. Hay un pequeño trozo de Carlos de la Varga, una pintada que hizo antes de la pandemia en el Musac: ‘Rezan los artistas’.

—¿Cómo califica la obra de Leopoldo María Panero?

—Es un inclasificables. Un poeta mayor dentro del universo literario español. Y es alguien muy especial e intenso.

—¿Hay otros escritores leoneses que admires?

—Me encanta Gamoneda. A José Luis Puerto le sigo mucho; y también a Tomás Sánchez Santiago e Ildefonso Rodríguez.

—¿Qué le da la poesía que no te da el arte?

—Me da lo mismo. La poesía la escribe uno solo y no necesita más que un lápiz e ideas. El arte requiere un equipo, un espacio, un presupuesto... El trabajo literario es más independiente, accesible y solitario. Una exposición no la puedes hacer sin un equipo. En terminos de satisfacción, no diferencio entre el trabajo poético y el de arte. Es bastante parecido. Se trabaja con imágenes.

—¿A qué se dedica ahora?

—A escribir mucho. Sacaré mi segunda novela muy pronto; y tengo algunos proyectos para instituciones que aún no puedo comentar.

—¿De qué va su nueva novela?

—Es una especie de segunda parte de la primera. Trata temas muy parecidos, como la biografía, la relación con el mundo, de lo que uno no entiende del mundo y que le gustaría que mencionase. No sé cuándo la voy a acabar.

—¿Ha vuelto al Musac desde que dejó de ser director?

—Sí, varias veces. A nivel personal, dos veces; y también presenté el libro Habla del cuerpo social, que tiene mucho que ver con León y con el museo, sobre todo, con el archivo covid-19. León y el Musac forman parte de mi vida emocional y mantengo lazos que quiero que continúen.

—Este año el Musac albergará una exposición de Ai Weiwei, ¿es el mayor hito del museo hasta la fecha?

—Habrá que verlo. No debo opinar ni comparar. Yo pasé por el museo e hice lo que consideré.

— «Todos estábamos muertos o en casa aquellos días», escribe. ¿Cómo recuerda esa época?

—En mi familia no he tenido ninguna experiencia traumática. Sí conozco casos de amigos que vivieron la muerte de seres queridos y ni siquiera pudieron despedirse. Morían 700 personas cada día; no las conocías, pero era sobrecogedor. Algunos teníamos la suerte de estar en casa, pero mucha gente se moría. Como generación, muchos vamos a vivir con ese impacto.

—¿Escribe todos los días?

—Sí, aunque no vale todo. Soy un escritor compulsivo. Llevo una libreta conmigo y cuando tengo una idea la escribo. Genero gran material que, puliéndolo, da lugar a los libros.

—¿Tiene métodos o manías?

—Cualquier hora me viene bien. En mi época del Musac escribí mucho en el tren. Ahora estoy más en casa, pero puedo escribir en cualquier lugar.

—La poesía sigue siendo muy minoritaria en este país...

—Sí, en casi todos los países. León tiene una actividad literaria y, especialmente poética, que está muy por encima de ciudades mucho más grandes. Cuando vives ahí, te impregnas de esa intensidad poética. Publiqué mi primera novela antes de mi etapa en el Musac, pero mi escritura poética se hizo pública durante mi estancia en León; en parte, estimulado por esa intensidad de la ciudad. Es algo de lo que León puede enorgullecerse.

—¿Se siente igual de cómodo en géneros tan dispares como novela y poesía?

—No tengo una respuesta clara. Escribo ensayo como parte de mi trabajo, pero no sé por qué escribo poesía o novela, si por placer o gusto. Tampoco sé por qué elijo un género u otro. Como soy compulsivo... es el material el que me pide cierto tratamiento, con las reglas de la novela o la poesía. Mi escritura es bastante lírica.

—¿Va a presentar el poemario en León?

—El 6 de marzo lo presento en la librería Enclave de Madrid; y el 10, en la feria Arco. También lo presentaré en La Coruña y, supongo, que en León...

—Olvido García Valdés escribe unas notas finales en el poemario que dan muchas claves...

—Por su cariño hacia mí ha querido contribuir con estas notas. Es una forma de expandir la lectura. Me ha gustado mucho que ha puesto en relación mi novela, mi ensayo y mi poemario. Es un material que es distinto pero hay vinculaciones.

—¿Qué momento viven el arte y la literatura?

—Un momento un tanto precario. Hemos vivido un adelgazamiento de los presupuestos de cultura desde 2009 y eso afecta a lo que se edita, a lo que produce y a las exposiciones. Unido a esa falta de presupuestos hay un desinterés político por la cultura en general. Y todo eso a pesar de que autores y artistas nos empeñamos en seguir trabajando.

Traumático

«En la pandemia morían 700 personas cada día. Como generación, vamos a vivir con ese impacto»
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