Diario de León

La asombrosa historia que estaba tirada en Villabonillos

Un tesoro de papel. De pequeño encontró en un caseron familiar cientos de legajos antiguos. Fernando Martínez Pariente descubrió en ellos a algunos antepasados que cambiaron la historia de España y los ha reunido en un libro que presenta hoy.

Fernando Martínez Pariente con su libro 'Lo que encontré en unos papeles'. DL

León

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A principios de los 70, cuando tenía poco más de diez años, Fernando Martínez Pariente hizo un viaje al señorío de Villabonillos, donde el caserío de esta insigne familia ya era una ruina irrecuperable. En aquella visita, que tenía mucho de nostálgica —su madre pasaba los veranos en este lugar en los años 30—, encontraron miles de papeles por el suelo y decidieron recogerlos. «Mi padre los metió en el maletero y yo los conservé en carpetas», cuenta. En 2009 Martínez Pariente decidió leer, por primera vez, esta ‘herencia’ de papel rescatada entre los escombros de una construcción del siglo XVIII situada en Pajares de los Oteros. Había una veintena de libros antiguos, algunos del siglo XV, y cientos de legajos, entre ellos un pergamino del año 1403, sobre la venta de unos terrenos.

Durante años se dedicó a descifrar papeles ilegibles, que casi se deshacían al tocarlos. Encontró personajes fascinantes —todos vinculados a su familia— y decidió seguirles la pista. Uno de ellos es Diego de Prado y Tovar, nacido en Sahagún y uno de los primeros europeos en pisar Australia, en una expedición en la que tomó parte como cartógrafo. Martínez Pariente ha descubierto que De Prado no solo diseñaba cañones, sino que bautizó un islote de la Nueva Guinea con el nombre de Villabonillos. Formaba parte de la expedición de Luis Báez de Torres que en 1606 arribó a Australia. De Prado hizo ocho mapas, de los que se conservan cuatro. «Hizo el relato más ameno de la era de los descubridores», asegura Martínez Pariente. Aunque se ignora el lugar de nacimiento de Diego de Prado, lo más probable es que fuera leones, ya que sus padres eran de Sahagún y Mayorga. Tras años de marino, De Prado se metió monje y, más tarde, escribió una obra de capa y espada. «Parece que acabó sus días en Italia, siendo mitad diplomático y mitad espía». Recomponer la vida de otros antepasados no fue tan fácil. Tuvo que ‘revolver’ en archivos del Ejército y de la Iglesia. Fue casi una labor detectivesca. Los primos de su madre donaron hace unos años al Archivo Histórico Provincial 408 documentos del señorío de Villabonillos. Él, en cambio, con sus documentos ha montado un gigantesco árbol genealógico con más de 10.000 personas. Las historias de los personajes más singulares las cuenta en su libro Lo que encontré en unos papeles , que presenta mañana, a las 19.00 horas, en la Biblioteca Padre Isla.

Guerreros y pendencieros

Entre los antepasados más destacados figura Juan Ortega de Prado, conocido como ‘El escalador’, un héroe de la Reconquista que asaltó la fortaleza de Alhama de Granada y abrió las puertas de la villa a las tropas de la reina Isabel, lo que le valió un privilegio del rey Fernando el Católico.

Seguir las andanzas de multitud de personajes ha sido una empresa colosal. Les ha agrupado por ramas familiares, a partir de tres grandes estirpes, los Prado, los Tovar y los Mantilla. Uno sus antepasados fue Ignacio de la Torre y Mier, yerno del presidente mexicano Porfirio Díaz, que pasó a la historia por participar en el célebre ‘Baile de los 41’, una fiesta gay que removió los cimientos de la sociedad mexicana. El escritor también está emparentado con Ubaldo Pasarón y Lastra Rodríguez Trelles, un polifacético militar y pionero de la aeroestación que «inventó un globo que según él era capaz de dar la vuelta al mundo en once días». No es el único militar de la familia, en la que figura el héroe de la Independencia Luis de Sosa, cuyo archivo está depositado en San Isidoro; o Ignacio de la Llave Segura, general y gobernador de Veracruz, que en un viaje a San Luis Potosí fue asesinado por sus escoltas.

En el tumbo de la Catedral del año 1021 aparece la primera mención conocida al señorío de Villabonillos. Entre los documentos que Martínez Pariente salvó en la casona de Pajares de los Oteros hay un libro de 1513 que cita por primera vez la cofradía leonesa de la Vera Cruz.

Pergamino de 1403 encontrado en Villabonillos. DL

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