PATRIMONIO EN PELIGRO
Alarma en la iglesia de Huerga de Garaballes
La Junta Vecinal teme el desplome del arco de entrada y denuncia la pasividad del Obispado de Astorga
Está ‘en el aire’. La iglesia de San Andrés en Huerga de Garaballes corre riesgo de desplomarse. La Junta Vecinal de esta localidad del municipio de Soto de la Vega denuncia en un comunicado que el arco de entrada a la iglesia «amenaza con derrumbarse» y critica «la pasividad del obispado de Astorga».
La situación del edificio, que ahora es crítica, se ha ido agravando en los últimos meses. «Actualmente hay multitud de grietas y roturas del ladrillo de soporte, lo que está provocando la caída de varios fragmentos de pintura y cemento. La iglesia, además, es una de las más destacadas de la diócesis, construida en piedra de mampostería durante el siglo XVI», afirma la Junta Vecinal.
Explican que el Obispado de Astorga «lo único que ha hecho es enviar al arquitecto, pero se niega a realizar el correspondiente proyecto de rehabilitación y a costear parcial o totalmente la obra, ofreciendo como única solución el cierre del templo de manera indefinida».
La Junta Vecinal no ha evaluado el coste de la restauración ni desvela si todo el edificio está comprometido por la situación del arco de la fachada principal.
Visibilizar el desastre
Lo que sí tienen claro los habitantes de Huerga de Garaballes es la importancia de «dar visibilidad a la situación y denunciar la pasividad del obispado de Astorga ante un posible derrumbe, poniendo en riesgo el patrimonio de la localidad y la vida de los vecinos».
El templo fue renovado en siglos modernos, sin que se conserven vestigios de época románica ni medieval. Sin embargo, en el interior preserva dos auténticas joyas: un capitel del siglo XII, que podría ser de la primitiva iglesia, y una talla de la Virgen con el Niño, conocida como La Verdosina. Se trata de una talla policromada, de principios del siglo XIII, que representa a la Virgen sedente con el Niño, de 61,5 centímetros de alto.
La iglesia de San Andrés aparece en la web Románico Digital de la Fundación Santa María la Real. En ella destaca ambos ‘tesoros’.
Del capital explica que «se trata de una pieza que a pesar de su mala conservación denota buena calidad artística, con una composición equilibrada y proporcionada, no demasiado habitual en el ámbito leonés fuera de lo que son los grandes edificios urbanos o los monasterios.
Su cronología la podemos situar en los años centrales o tal vez ya en la segunda mitad del siglo XII, y quizá esté en relación con lo que se estaba haciendo en la capital del obispado». La web de la fundación auspiciada por el arquitecto y dibujante José María Pérez ‘Peridis’ aludu al estudio que sobre el capitel llevó a cabo la historiadora María Concepción Cosmen, quien planteaba la posibilidad de que proviniera de la propia iglesia de San Andrés, ya que se documenta en época románica, o que quizá llegó con las piedras que se compraron en 1898 para arreglar el atrio y que procedían de un desmantelado convento de La Bañeza.
Una obra colosal
El retablo de la iglesia de San Andrés también es una pequeña obra de arte. Su construcción resultó una obra colosal que se prolongó durante seis décadas. Pertenece a la llamada escuela de Gaspar Becerra, autor del gran retablo mayor de la Catedral de Astorga.
Fue restaurado en 2002 por la Junta de Castilla y León. Su construcción, según consta en documentos eclesiales, se remonta al año 1578, cuando se le encarga al artista Pedro de Villalba.
La muerte le sorprende en 1594 sin haber concluido el retablo. Cuatro años más tarde será Juan de Osinaga, dirigido por Gregorio Español, quien lo completará.
Debido al alto coste de policromarlo, la obra se aplaza hasta el año 1637, cuando es pintado y dorado. La restauración del retablo hace dos décadas sacó a la luz pinturas y policromados que el paso del tiempo y los repintes habían invisibilizado. Una intervención que duró cuatro meses y costó 67.313 euros devolvió su esplendor al retablo y a sus pinturas.