Diario de León

José Ángel Mañas: «Mi carrera está llena de dientes de sierra»

El escritor madrileño José Ángel Mañas. JAIME PARTERROYO

Verónica Viñas
León

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Tres décadas después de la exitosa Historias del Kronen, el escritor madrileño José Ángel Mañas hace un «ajuste de cuentas» consigo mismo en Una historia del Kronen (Aguilar), donde relata lo que sucedió después de aquel bombazo literario que le valió ser finalista del Nadal y un Goya al mejor guion adaptado por la película de Montxo Armendáriz. Mañana presenta su nueva novela, a las 19.30 horas, en la librería Sputnik de León (calle Legio VII). El autor de  Berenguela, la reina que unió Castilla y León para siempre o Doctor X, el médico de la Deep Web mantendrá una conversación con la escritora Mercedes Fisteus. Seguramente, hablarán de la «maldición» de triunfar joven. El crítico leonés Germán Gullón ya le advirtió: «Tú te morirás y solo quedará el Kronen».

—¿Qué queda del Mañas de ‘Historias del Kronen’?

—Creo que queda lo esencial, que es la pasión por la literatura y la vida, cosas para mí inconcebibles una sin la otra y que, en mi caso, se han imbricado siempre. Vivo para escribir, y escribo para vivir.

—¿Ha pagado un alto precio por triunfar tan joven?

—No sé si muy alto, pero se paga un precio. Es lo que cuento en Una historia del Kronen. Mi falta de preparación me costó cara: cometí muchas torpezas (algunas, desde luego, risibles) y no aproveché el momento todo lo bien que hubiese podido, de estar más hecho. Pero supongo que eso le da picante a mi carrera: está llena de dientes de sierra y de anécdotas curiosas.

—¿Le molesta que más de 30 libros después siga siendo recordado por el primero?

—Es la historia de mi vida. El crítico Germán Gullón, ya la primera vez que comimos juntos, me dijo: «Tú te morirás y solo quedará el Kronen». Yo me reí. Pensaba que escribiría muchos más libros y mejores. Estaba convencido de que superarían al Kronen. Pero ha pasado el tiempo y el único que se reedita una y otra vez es el Kronen. Eso es a la vez molesto y reconfortante. Soy consciente de que muchos escritores matarían por tener el éxito de esa novela. Si se me recuerda solo por ella, me parecerá bien.

—Ha escrito sobre muchos personajes históricos leoneses, ¿tiene un favorito?

—Por supuesto. Alfonso IX es el que me parece más entrañable. Se casó con una señora castellana con demasiado carácter (Berenguela), ¡y vaya si lo pagó! Me parece un personaje maltratado por la historia. Ya no es solo que convocara las famosas cortes de 1188; es que fundó Salamanca y reconquistó Mérida, Cáceres y Badajoz, entre otras muchas cosas. Juan Eslava Galán siempre dice que el rey más importante de España es Fernando el Santo, porque incorporó Andalucía a la futura España. De no haberse separado él y Berenguela, estoy convencido de que Alfonso IX también hubiese conquistado Andalucía y sería, con más motivos aún, el rey más importante de la historia de España.

—¿Habrá más historias leonesas?

—Por el momento, no están previstas, aunque León forma parte de mi geografía emocional. Mi madre nació en Sama y creció en León, antes de irse a estudiar a Madrid.

—¿Cómo elige los temas?

—En novela histórica, procuro fijarme en momentos relevantes de la historia de España. En mis novelas contemporáneas, me guío por encuentros con gente singular, cuya experiencia merezca ser contada. Por ejemplo, DoctorX, el médico de la Dark Web, nació a raíz de que conociera a Fernando Caudevilla, nombre verdadero de DoctorX. Una buena historia real me ha atraído siempre y es lo que más me tira ahora mismo.

—¿Se parece algo la generación joven actual a la de los 90 de ‘Historias del Kronen’?

—Muy poco. Nosotros éramos más callejeros. Una parte de nuestra educación la hacíamos en el barrio o en los bares. En los bares era donde ligabas y escuchabas nueva música, donde te fijabas e imitabas a quien mejor vestía, etcétera. Igual no teníamos toda la información del planeta al alcance de un clic, pero necesitábamos menos sicólogos, y desde luego en la calle estábamos fuera del control parental. Hoy los chavales están excesivamente monitorizados y controlados.

—¿Qué novela le gustaría que fuera adaptada al cine o una serie?

La verdad es que Una historia del Kronen, por la cantidad de anécdotas reales que recopila a lo largo de treinta años de brega editorial mía, tiene elementos suficientes para ser un buen documental. Y tengo mucha ilusión con un proyecto de adaptación a serie de mi novela ¡Pelayo! en la que está trabajando ahora mismo una productora australiana.

—¿Puede contar algo más?

—Una productora australiana ha comprado los derechos y estoy trabajando en la adaptación con la jefa de guionistas de la serie Vikingos. Ojalá llegue a buen puerto, aunque esto de las series es muy difícil.

—En ‘Una historia del Kronen’ dice que una de sus grandes tentaciones fue dejarlo todo, ¿qué le detuvo?

—Eso tiene que ver con la «maldición del Kronen» de la que hablo. Lo que me dijo Germán Gullón. El hecho de saber que cualquier cosa que escribiera no iba a permanecer resultaba deprimente. No obstante, eso también ha sido una forma de motivación. Sigo pretendiendo que una de mis obras desbanque al Kronen en celebridad, y procuraré hacerlo hasta el último momento.

—¿De qué está de vuelta?

—Tengo la sensación de haber vivido todo en el mundo editorial. He publicado treinta novelas, entre históricas y realistas; he estado en multitud de casas y he conocido a mucha gente del sector. Es un sector precioso, y muy duro. Me ha agredido, en ocasiones, pero también me ha dado mucho. Estoy orgulloso de haber formado parte de él, y una de las cosas que cuento en Una historia del Kronen es su transformación durante los últimos treinta años. Me da pena ver cómo, entre todos, estamos destrozando el mundo del libro.

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