Luis Mateo Díez: «El mejor destino de Celama es que se convierta en un invento anónimo»

-¿El infierno son los otros, que decía Sartre? -Una parte del infierno sí son los otros, pero también pueden ser el cielo. Siento el asedio inmoderado de los demás, pero nunca acabo de perder la mala conciencia de que yo también soy asediador hacia ellos. El conducto para vivir son los otros. -Un epitafio para la guerra. -No se llegó a celebrar y fue la primera conquista definitiva para que nunca más la hubiera y para que quienes con ella estaban comprometidos se quedaran definitivamente mudos. -¿Le parece correcto que hayan tenido que ser actores e intelectuales quienes hayan puesto voz a ese pensamiento unánime de los ciudadanos de «no a la guerra»? -Me parece bien, la cerilla de la paz tiene que encenderse por cualquier conducto. La desgracia, como casi siempre, son los políticos. -¿Qué se reprocha? -Tal vez no haber sido con todo el mundo todo lo generoso que debía ser. -¿La literatura debe ser pura música? -No. La literatura debe tener un buen componente musical, lírico y, en lo novelesco, debe ser narrativa, aunque esos aromas le vengan muy bien. -Sin embargo, en su prosa hay un ritmo increíble. -Siempre me interesó el ritmo de la prosa y lo que tiene de composición armónica, pero al servicio de lo que quiero contar. Hay una necesidad de que las palabras se expresen con armonía y que lo expresado se relacione con la belleza de las palabras. -¿Le dedicaría un libro a Aznar? -Se lo dedicaría encantado, como a todo el que me lo pide. -¿Qué le escribiría? -Supongo que lo de siempre: para tal..., con un abrazo. Es una fórmula global. -¿Conoce personalmente a José Luis Rodríguez Zapatero? -Sí, mucho. Lo considero un buen amigo y él me tiene también a mí por un buen amigo. -¿Dentro de cien años se entenderá que hubo un mundo llamado Celama? -Espero que sí y espero que se recuerde ese reino aunque se haya olvidado quién lo creó. El mejor destino de Celama es que se convierta en un invento anónimo.