Diario de León

Acudió a su tierra para participar en el curso «Muralismo de combate», que fue suspendido

Manuel Sierra destaca los valores de su tierra en las paredes de Villablino

El pintor lacianego elaboró un mural en la avenida Sierra Pambley de la localidad leonesa

El mural de Manuel Sierra que hoy realizó en Villablino

El mural de Manuel Sierra que hoy realizó en Villablino

Publicado por
José Luis Vega - villablino
León

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El pintor lacianiego Manuel Sierra ha vuelto a dejar constancia del amor que siente por la tierra que le amamantó, resaltando con su pincel y su fuerza creativa los valores de una comarca que estos días ha logrado entrar en el exclusivo club de las zonas catalogadas como Reserva de la Biosfera. Durante la jornada de ayer, aprovechó su faceta de muralista y buena parte de la impactante simbología que caracteriza toda su obra pictórica, para elaborar un mural en la avenida Sierra Pambley, presidido por ese carro rojo que protagoniza muchas de sus obras, y sirve de icono al esfuerzo de la sociedad para continuar adelante, para hacer una sociedad más justa en la que primen los valores humanos. Se trata de un guiño a sus paisanos, para que en lugar de lamentarse por los numerosos obstáculos y la difícil situación que atraviesa el valle desde hace años, se suban a ese carro mitológico con la intención de hacer frente a las adversidades a base de lucha, esfuerzo y sacrificio. El lacianiego era el protagonista de un taller sobre «Muralismo de combate» que debía celebrarse este fin de semana en Villablino, y fue suspendido por extraños motivos de los que se responsabiliza a su director, el profesor Enrique Javier Díez. Esta decisión no evitó que Sierra dejara patente su carácter combativo, y después de consultarlo con los coordinadores del curso y alguno de los alumnos, se decidiera a elaborar dos murales en Villablino, destacando los valores de este valle en el que nació hace 52 años. Según dijo, optó por elaborar el mural que se debía hacer durante el transcurso del taller de pintura «porque soy hijo del pueblo, y porque al margen de los problemas que hayan surgido, se trata de un servicio a Villablino, y de poder demostrar mi orgullo de pertenecer a una tierra como esta». Así, durante la jornada de ayer, el grupo de colaboradores se sumaron al pintor lacianiego para transformar una pared de la Avenida Asturias, enfrente de la guardería municipal, en un impactante mural lleno de vida y de color. Destaca en la obra el verde de las montañas lacianiegas, el azul del cielo con las nubes que riegan este paraje reconocido internacionalmente esta misma semana, sus grichándanas, los pájaros cargados de simbología, y las vagonetas que aún sirven de medio de transporte a la maltrecha economía lacianiega. Pero además, Sierra ha incluido en este paisaje un enorme carro rojo, el mismo que se cuela en muchas de sus obras pictóricas, para dejar constancia y resaltar el esfuerzo de la sociedad para seguir adelante, «la humanidad en marcha», la necesidad de hacer frente a las adversidades para subsistir. El mural de Sierra invita a los lacianiegos a que se suban a ese carro y dejen a un lado las lamentaciones, para luchar por su futuro, por la continuidad de un valle que es mas valorado por los visitantes que por sus propios hijos. Desde ayer, la tapia inanimada quedó convertida en un espejo mágico en el que la comarca lacianiega se refleja a sí misma rebosando vitalidad, alegría, y esfuerzo frente a las adversidades. El grupo de muralistas comandados por el pintor lacianiego tienen previsto hoy rematar la obra, y posiblemente elaboren un segundo mural en una de las paredes de la parada de taxis. Así, dejarán constancia de su presencia en la capital lacianiega a pesar de los extraños motivos que obligaron a suspender el taller de muralismo, y quizá para vergüenza de sus responsables. Uno de los integrantes del equipo de muralistas, y coordinador del taller que no se celebró, Nacho Casado, dejaba patente la frustración de alumnos y profesores por la suspensión del curso, afirmando que las razones podrían haber estado en las reticencias que su director, el profesor del departamento de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de León, puso a la forma en la que se organizó el curso celebrado esta semana, que se titulaba «La globalización neoliberal: resistencias y alternativas», y que tambien dirigía Díez.

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