El «nietísimo» del compositor controla todos los detalles

Pero todo este devenir musical que año tras año llena Bayreuth de nombres míticos, productores, registas y cantantes, no sería lo que hoy es sin que el «nietísimo», como muy bien lo bautizó el crítico Justo Romero, controle cada vestido y cada nota del templo sagrado. Wieland Wagner, hijo de Cosima y nieto de Wagner y de Listz, con sus 82 juveniles años, es el Wotan que todo lo dirige, y bajo cuya bendición o maldición caen las testas más poderosas del firmamento wagneriano. Naturalmente, esta ostentación de poder le ha traído amargos desengaños al «viejo», que le ha enemistado con cantantes como Plácido Domingo, Waltraud Meier o Hans Sotino, voces en estos momentos únicas para determinados papeles y que sin ellos el festival puede resentirse. Sin embargo, Wieland no se ha arredrado y ha atraído a voces jóvenes sin experiencia  pero que se han ido haciendo bajo su supervisión a lo largo de estos años. Así, el tenor australiano Glenn Winslade, que este año fue Tanhäuser, o las sopranos Evelyn Herlitzius o María Schnitzer, todas ellas voces muy poderosas.