Un maestro sin aires de superioridad

El pasado lunes en el El País elogiaba a Pujol por conceder la Cruz de Sant Jordi a Ezcurra por su obra en Triunfo . En realidad, la Cruz se la concedió Manolo, que convenció a Pujol. Acu-dí al Liceo barcelonés a la entrega pero él no estaba. Me quedé sin contarle que en el Forum 2004 celebraremos el congreso Información. Ética y Poder en el Siglo XXI con un homenaje a los redactores del Informe McBride, entre ellos García Márquez. Queríamos que él, autor del in olvidable Informe sobre la Información , del 70, fuera el relator. Era una forma de incluirlo en el homenaje que, como tal, jamás hubiera aceptado. Ni su pluma periodística y literaria, ni su capacidad para descolgar un teléfono y reunirse con un banquero, con Garzón o con el Subcomandante Marcos, ni premios ni honores, le dieron nunca un aire de superioridad. Fue uno de los periodistas españoles más importantes del siglo XX. Y, para algunos de nosotros, el maestro más brillante y más humilde que jamás tuvimos.