Ana García Galindo expone en Sharon Art su sinfonía de grises

Los pequeños objetos desperdigados por su estudio, esas cosas que a fuerza de verlas mil veces cada día se convierten en invisibles, esos inertes compañeros cotidianos en los que ha quedado marcada la huella del trabajo, del uso, son el motivo principal de los cuadros que presenta en la galería Sharon Art la joven pintora abulense Ana García Galindo. Estudios de Bellas Artes en Salamanca, un primer premio en el Certamen de Pintura al Aire Libre de la capital charra (1999), varias menciones en otros concursos, entre ellas en el Premio la Viña y el Vino, organizado por la Denominación de Origen Bierzo, y media docena de exposiciones, forman el pequeño bagaje de esta pintora que, a pesar de estar comenzado su andadura, muestra ya un extraordinario oficio. «En esta exposición se recoge todo un ciclo de mi pintura, una etapa que en este momento está cerrada, ya que ahora he comenzado con temas mucho más inmersos en la abstracción. Son casi todos interiores en los que hay una ausencia total de personajes, pero la presencia humana, mi presencia, está patente en esos objetos que son muy cercanos a mí. El estilo que se puede apreciar en estos cuadros es el resultado de diez años de trabajo que han quedado atrás, como le digo, en este momento, mi pintura está viviendo una evolución importante, el objeto se pierde en beneficio del plano». Ana García Galindo, al menos en los cuadros que ha colgado en Sharon Art, es pintora de colores fríos. «Son, simplemente, los colores que me dan facilidad para pintar, no sé por qué el protagonismo siempre acaba en las tonalidades grises. Incluso hay varios dibujos que son solamente grises». La pintora no retrata los rincones históricos de su ciudad, prefiere, una vez que deja su mundo interior, salir a respirar la atmósfera cosmopolita de las urbes populosas plagadas de rascacielos. «Me interesan las grandes masas urbanas porqué sus estructuras están basadas en planos y es algo que últimamente está muy presente en mi obra. No es la ciudad en sí, es el amontonamiento de cosas, de estructuras... un entorno caótico, pero lleno de planos». En la pintura de Ana García también hay momentos para la naturaleza, para visiones poéticas de flores solitarias o de cestos colmados de uvas maduras, y aquí se manifiestan sus fundamentos académicos, llegando en algunos momentos a un destacado virtuosismo y consiguiendo una atmósfera irreal y, como decíamos, poética. Horario: Hasta el 28 de febrero. De lunes a sábados, de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00.