Diario de León
Uno de los diversos conciertos que tuvieron lugar en Robles

Uno de los diversos conciertos que tuvieron lugar en Robles

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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Decir que Robles de Laciana se ha convertido por derecho propio en esa suerte de Shangrilá de la cultura al que todos queremos acudir en busca del tiempo que no pasa, es definir con palabras más o menos acertadas una situación que se repite cada año por las mismas fechas en un lugar y en un momento concreto que lo hacen irrepetible. Los encuentros veraniegos que Rosa Torres Pardo viene organizando desde hace siete años en torno al escultor Eduardo Arroyo, promotor, mecenas y persona vinculada al ejercicio de la sensibilidad bajo la forma que sea, son ya un referente músico-cultural a nivel nacional al que resulta difícil sustraerse cuando llega la ineludible cita y personas de las tendencias más diversas dentro del mundo de la artes, la música, la poesía, el cine o la política, se aglutinan durante dos días en torno a este hombre y a esa pianista que han sabido otorgar a la zona esa alegría que reclamaba el valle desde hacía décadas. De la mano del musicólogo Arnoldo Liberman que une a sus vastos conocimientos y a su fino verbo una gracia contenida no exenta de mordaz inteligencia, el acto tuvo como exquisito aperitivo la intervención de la hija de la famosa pianista de diez años de edad, Clara Muñiz Torres Pardo, quien cantó con delicada sensibilidad el lieder Die Forelle, de Schubert sobre el que está inspirado el conocido quinteto La Trucha del mismo autor que el Cuarteto Assai puso en atril a continuación acompañado por Rosa Torres-Pardo. La segunda parte de esta «schubertiada» lacianiega tuvo a un protagonista de excepción en la persona del tenor Enrique Viana acompañado de forma precisa y cuidada por ese excelente pianista que es Fernando Burgueras, quienes hicieron un recorrido por la ópera francesa de la mano de Gounod, Massenet, Boieldieu y Offenbach. Enrique Viana acude a Robles desde la primera reunión de amigos hace siete años de ahí que su presencia sea cada vez más imprescindible ya que está tan unido a estos encuentros culturales como las burbujas y el champán. Su forma de recitar-cantando, su excelente pronunciación y su expresiva manera de decir el texto de cada aria, hicieron de cada una de sus intervenciones un acto de amor al bel-canto. Los bravos obligaron al tenor a ofrecer dos bises uno de los cuales, el aria de Nadir de Pescadores de Perlas, fue una auténtica lección de saber decir ese texto con la vocalidad y el sentimiento a flor de piel. Un lujo que puso la guinda a este nuevo encuentro de Robles.

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