Diario de León

Fue uno de los intelectuales más perseguidos por el macartismo, al que dedicó «Las brujas de Salem» | Perfil | Un sueño americano |

Muere Arthur Miller, el más grande dramaturgo americano del siglo XX

El escritor, premio Pulitzer, falleció el jueves a consecuencia de la complicación de un cáncer

Arthur Miller y Marilyn Monroe, durante su época de casados

Arthur Miller y Marilyn Monroe, durante su época de casados

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colpisa | nueva york

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El escritor Arthur Miller, de 89 años, uno de los grandes dramaturgos del siglo XX, falleció el jueves en Connecticut (EE.UU.), a consecuencia de un cáncer que venía arrastrando desde hacía tiempo y, que en las últimos días, se le complicó con una neumonía y con una serie de problemas cardiacos. Miller, que también pasará a la historia por haber sido uno de los maridos de Marilyn Monroe, logró, con Muerte de un viajante (premio Pulitzer en 1949), despertar a Estados Unidos de su falso sueño americano. En 1955 ganó otro Pulitzer, en aquella ocasión por Panoramas desde el puente . En el momento de su fallecimiento se encontraba rodeado por su hija Rebecca (casada con el actor británico Daniel Day-Lewis), sus nietos, y su compañera sentimental, la pintora Agnes Barley, 55 años menor que él. Miller, que fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias en 2002, se convirtió en un héroe de la intelectualidad de izquierda estadounidense durante el macartismo , cuando fue llamado ante el Comité de Actividades Anti-Estadounidenses de la Cámara de Representantes en 1956 y rehusó nombrar a los comunistas que conocía. En su conocida y celebrada obra Las brujas de Salem denunciaba, precisamente, las actividades de este comité. «Un hombre valiente» «Era un hombre valiente, toda su vida fue valiente, y esperaba poder ser capaz de combatir la enfermedad por un tiempo. Pero esto no siempre es posible», manifestó su hermana Joan Copeland. «El cáncer fue diagnosticado hace algunos meses. Fue muy doloroso para él. Estuvo acompañado en todo momento y pudo disfrutar de sus amigos. Estaba al corriente de la actualidad, escuchaba música y teníamos gente a cenar casi todas las noches», explicó Copeland. En los últimos días tenía dificultades para hablar y sólo era capaz de comunicarse con las manos o con movimientos de la cabeza... Había momentos que no quería ver a nadie. Miller había sido dado de alta del centro oncológico Memorial Sloan Kettering de Nueva York hace unas semanas, para vivir en el apartamento de su hermana. A petición suya había sido trasladado el martes a su rancho de Roxbury, en Connecticut, donde tenía una preciosa mansión del siglo XVIII que había adquirido en 1958, durante su célebre matrimonio con Marilyn Monroe, con quien se casó en 1956 después de su matrimonio con Grace Slattery en 1940. La mayor parte de las obras de Millar reflejan su trayectoria vital, desde sus relaciones familiares hasta la persecución política o sus relaciones con la sociedad de su época. Entre sus libros más recordados cabe recordar Incidente en Vichy (1964), Los marginados (1960), obra llevada al cine y protagonizada por su entonces esposa Marilyn Monroe, Después de la caída (1963), No te necesito (1967), El precio (1968), Arriba desde paraíso (1972), así como un libro sobre China. En 1987, a la edad de 72 años, publicó una larga autobiografía titulada Timebens . Considerado uno de los paladines de la novela y del teatro norteamericano contemporáneos, Arthur Miller dictó seminarios y conferencias dentro y fuera de su país. En 1997 participó en España en un curso de la Universidad Complutense de Madrid sobre teatro en lengua inglesa. En 1962 se volvió a casar, en esta ocasión con la fotógrafa de prensa Ingebord Morat, con quien tuvo una hija. La Fundación Príncipe de Asturias rendirá al dramaturgo estadounidense Arthur Miller, Premio de las Letras en 2002, un «gran homenaje de recuerdo, admiración y gratitud». «Es un día de profunda tristeza porque desaparece una figura universal de la cultura, que animó el conocimiento y la vida de muchas generaciones de ciudadanos de todo el mundo y especialmente de españoles», señaló el director de la Fundación Príncipe de Asturias, Graciano García, quien recordó que seguía manteniendo contactos con el escritor de cara a la celebración este año del XXV aniversario de la Fundación. Reunión con Woody Allen Entre otros actos, la Fundación estaba barajando la posibilidad de volver a reunir a Arthur Miller con el cineasta Woody Allen (Premio de las Artes), que se conocieron en Oviedo en octubre de 2002 con motivo de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias de ese año. García afirmó que con motivo de la celebración del XXV aniversario de la Fundación estaban en contacto con él y que éste se había mostrado dispuesto a participar, aunque les decía que su delicado estado de salud no le iba a permitir volver a Asturias. «Sí quería hacer algo especial y soñaba con que Asturias fuese el primer lugar de toda Europa en el que se estrenase su última obra», señaló Graciano García al recordar que el Premio Príncipe de las Letras fue el único galardón que, en los últimos años, recogió personalmente este autor. Reflejo de conflictos Graciano García reconoció ser además un admirador de su obra «siempre viva, que refleja todos los conflictos de la sociedad de este tiempo y de todos los tiempos», así como de su «lucha contra lo superficial, la intolerancia, el puritanismo y los dogmatismos de todo tipo, y su cercanía a los personajes más humildes de la sociedad, a los que defendía». La última visita de Miller a España fue en octubre de 2002, con motivo de la entrega del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, donde aseguró que este país se había convertido en un ejemplo en la lucha de muchos otros pueblos por alcanzar la modernidad. En su intervención hizo un repaso a su relación con España, un país que ejerció sobre su conciencia a lo largo de su vida «efectos especialmente importantes e incluso dramáticos». Realizó los sueños de infinidad de contemporáneos al casarse con la actriz más deseada, Marilyn Monroe, y ganar uno de los premios más prestigiosos, el Pulitzer, pero el sustento básico de muchos de sus escritos fueron las pesadillas del fracaso, la soledad, el acoso y el sinsentido. Se llamaba Arthur Miller y con su muerte el jueves, anunciada ayer, viernes, el teatro pierde un tótem cuya labor dramática fue reconocida en 2002 con el premio Príncipe de Asturias de las Letras. Nacido en Nueva York el 17 de octubre de 1915, hijo de los emigrantes vieneses judíos Isidoro Miller y Augusta Bernett, la futura figura literaria se costeó con su propio trabajo los estudios de Letras en la Universidad de Michigan. A partir de la publicación de Todos eran mis hijos , sus obras se traducen a numerosos idiomas, son representadas por los más importantes actores y llevadas a escena por directores de renombre, entre ellos Elia Kazan. Sin embargo, su consagración definitiva llegó en 1949 con La muerte de un viajante , con la que recibió el codiciado premio Pulitzer. Esa obra, paradigma de la literatura de Miller, se ha convertido en pieza fija del repertorio de los mejores teatros y llegó al cine y la televisión en varias ocasiones. Víctima de la caza de brujas contra el comunismo lanzada en los años cincuenta por el senador Joseph McCarthy, Miller sufrió el acoso del Comité de Actividades Antiamericanas.

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