«Me interesan los héroes anónimos de la historia»

El historiador leonés ha recuperado la parte más oscura y silenciada de la Guerra Civil y ahora, en La última gesta, también de la Segunda Guerra Mundial. -Primero los maquis y ahora los republicanos que huyeron tras la Guerra Civil a Francia y Alemania, ¿quiere hacerles justicia? -Resultaría pretencioso deducir que estoy en condiciones de rehabilitar a colectivos olvidados. La función del historiador consiste en situarlos en la historia, en iluminar su participación en la misma. Me interesan los maquis y los republicanos del exilio porque abandonados por todos asumieron convertirse en protagonistas de la historia. Me interesan los héroes anónimos de la historia. -¿Los españoles son los grandes olvidados de la II Guerra Mundial? -Indiscutiblemente. En la España de Franco sólo se podía hablar del exilio para demonizarlo; los exiliados de la burguesía ilustrada y cargos políticos que escaparon a México y a la URSS, y que evitaron a los nazis, contaron de manera sesgada la historia de los vencidos; y la transición, que se construyó sobre la amnesia del pasado, orilló a los españoles que lucharon contra Hitler. -¿Cómo se inicia la investigación de un libro tan complejo? -La editorial Aguilar me propuso el tema y acepté. Luego, pues lo establecido: archivos, testimonios... Mis editores me permiten trabajar con absoluta libertad. -¿Ha hablado con algún superviviente de aquel exilio? -En Francia y aquí conocí a numerosos republicanos y a sus descendientes. Personas absolutamente enamoradas de España -diría que son los últimos españoles en el sentido duro del término: la distancia idealiza los recuerdos-, ajenos al rencor y que sólo piden salir del basurero de la historia. La memoria de los testigos esta sembrada de minas, pero aporta emociones, olores y esperanzas... -¿Qué es lo que más le ha sorprendido de esta página de la historia tan desconocida? -La pasión por la cultura de los republicanos en Francia -la mayoría clases trabajadoras-. En los campos de internamiento franceses se matricularon 21.330 refugiados. La historia del exilio es una de las páginas más tristes, pero está atravesada de dignidad, lealtad y amor a la patria perdida. -¿Cómo logra que sus libros de historia sean «best-sellers»? -Hablar de best-sellers resulta exagerado. La buena acogida de mis libros se debe a que para mí la historia, además de análisis, tiene una dimensión narrativa que permite su lectura a un público no especializado. Como escribe Carlo Ginzburg: «Yo no hago historia para mis colegas, sino para la otra gente». Trato de que en mis textos convivan los datos con la vida. -A la presentación de «Maquis» acudió Rodríguez Zapatero, estará también en la de «La última gesta»? -No. -¿Y los leoneses de esta historia? -En el éxodo no abundaron. Pero tanto en las guerrillas como en los campos de exterminio alemanes hubo leoneses. En la guerrillas conocemos los nombres de Julián García Villapadierna, Erasmo Díez Zapico y Teodoro González. En los campos de exterminio sabemos de dos docenas de paisanos. Pero además hay un asturiano que vivió su infancia y adolescencia en León, que se llama José Antonio Alonso, apodado Comandante Robert. -Después de los maquis y los exiliados republicanos, ¿con qué otro hueso piensa meterse? -Quiero completar una trilogía sobre los republicanos que perdieron la guerra civil con un libro sobre un episodio del exilio que considero extraordinario, y que por cuestiones editoriales no debo concretar. -¿No ha pensado dejar la enseñanza por la literatura? -Nunca. La enseñanza me parece una de las profesiones más difíciles y hermosas. -¿Cómo logra no involucrarse en la narración de los hechos? -La objetividad en historia es un imposible. Pero «vivir el episodio» no conlleva necesariamente la manipulación de los hechos. Lugar: Consistorio de San Marcelo. Hora: 20.00 horas.