Los más jóvenes adoran el gallo y los mayores, las pinturas del Panteón Real

Algunos hablan de un topo gigante que por las noches destrozaba el trabajo de los constructores de la catedral. Otros confían en que la famosa piel de topo no es más que la maqueta en miniatura de una pequeña balsa que ayudó a transportar los materiales de la obra perfecta. Pero lo que está claro es que, aunque se trate en realidad del caparazón de una tortuga, es una de las mayores atracciones de la catedral para los turistas. Dejando a un lado las leyendas, el rosetón principal sólo recibe halagos por parte de sus admiradores. En el Museo de San Isidoro, lo que más llama la atención entre la gente de mediana edad son las pinturas murales del Panteón de los Reyes, que datan del siglo XII. Si preguntamos a los más jóvenes, el gallo dorado que corona la torre románica, llamada del gallo por este motivo, cobra el mayor de los protagonismos. Cada museo tiene su encanto y sus piezas únicas, pero para la mayoría de los jóvenes son casi desconocidas, incluso ignoran la existencia de algunos de los museos. El Musac se caracteriza por originales exposiciones de arte contemporáneo, y aunque sus salas de exposiciones se encuentran entre las más visitadas de la ciudad, a veces el público no logra entender el significado con que los autores enfocan su creación. Para los curiosos acerca de la vida de las familias ilustradas del siglo XIX la mejor opción es la del museo Sierra-Pambley, y quien prefiera contemplar los restos de las termas y de Porta Principalis Sinistra tiene a su disposición la Cripta de Puerta Obispo. De todo y para todos los gustos en León.