«La cultura no se puede regalar»

El poeta, narrador y ensayista Luis Antonio de Villena tomará el relevo a Crémer en el aula de la Uned, a partir de las 12.00, para hablar de La homosexualidad en la Generación del 27. La conferencia promete; máxime, teniendo en cuenta que Villena es un auténtico «encantador» de audiencias. Le agrada que Gamoneda haya recibido el Cervantes. «León, capital del invierno» es una frase que le ha quedado grabada como imagen de la ciudad. La escribió Margarita Merino en un libro que le dedicó. -Hoy hablará de la homosexualidad en la Generación del 27, ¿tan importante fue la inclinación sexual como para marcar la obra de algunos escritores? -Hay que tener en cuenta que la Generación del 27 comienza en la II República y de esos temas hasta entonces no se hablaba. Hubo muchos poetas homosexuales, pero los dos más visibles fueron Cernuda y Lorca. También lo era Aleixandre, pero de forma más secreta. El libro Placeres prohibidos , de Cernuda, fue una novedad en una España que se abría... -¿Tanto marca la condición sexual como para hablar de escritores homosexuales? -No debería marcar, pero era una época muy excepcional. La verdadera normalidad es que todos podamos leer a Salinas o a Cernuda sin importar si sus poemas de amor van dirigidos a un hombre o a una mujer. Ciertamente el género no importa, sino la calidad, pero en aquel momento resultaba raro y les atacaron. Pagaron cierto precio. -¿Cernuda es uno de sus poetas favoritos? -Sí, pero no porque fuera homosexual. Es uno de los grandes poetas del XX. Abrió un camino muy importante hacia una poesía muy directa, que es la más moderna, con un lenguaje intenso pero no hermético. Tocó muchos registros. También Lorca fue muy importante, pero no se le puede seguir, porque parecería un plagio ridículo. -¿Y qué opina de nuestro reciente Cervantes, Antonio Gamoneda? -Lo quiero mucho. Es muy buen poeta. Dirigió la Colección Provincia, que fue muy importante en los 70. Publicó mi segundo libro por decisión propia, igual que publicó a Colinas. Desde entonces tenemos muy buena relación. -Algunos criticaron que le dieran el Cervantes... -Al principio era un premio que se daba a genios como Guillén o Borges. Muertos ellos, se da a poetas que pueden gustar más o menos. A partir de ahora será un premio discutido. Gamoneda es un poeta muy digno para el Cervantes. También criticaron, por lo contrario, a Jiménez Lozano (por ser amigo de Aznar). -¿Qué le diría a un niño para animarle a leer? -Es una tarea muy lenta, que tiene que empezar en la familia y en la escuela. La política cultural ha sido muy mala, tanto la de izquierdas como la de derechas. Leen 100.000 en un país de 44 millones. Es vergonzoso. Leer es un gran placer que eleva la inteligencia y la capacidad de ser uno mismo. España es un país terríblemente atrasado. La situación es penosa. -¿Qué le reprocharía a la ministra de Cultura? -A ella, nada; es muy buena persona. Es el último eslabón de una cadena muy larga. El aprobado general es un error. La cultura no se puede regalar. Saber no es fácil; exige un esfuerzo, aunque es un esfuerzo que vale mucho la pena. -Hoy hablará después de Crémer, ¿qué opina de él? -Es una leyenda. Junto con Nora, abrió un capítulo fundamental en la poesía, con la revista Espadaña. Fue un pionero de la poesía social, que era muy necesaria y se enfrentaba a la dictadura. Es la imagen de la poesía comprometida.