«Pretender ser una modelo resulta toda una tortura»

Juanjo Oliva es uno de los jóvenes diseñadores que pisan fuerte. Premiado en la Pasarela Cibeles, este creador madrileño de 35 años tiene prestigio dentro de la profesión, pero ahora le paran por la calle por razones ajenas a su oficio, como presentador y asesor del programa de Cuatro Desnudas . Oliva pretende hacer entender a las mujeres que pasan por el programa, todas con autoestima baja y descontentas con su imagen física, que no hay que ser una modelo para estar a gusto en su propia piel. -Más que asesor de estilo parece un psicólogo. -Porque el punto de partida es que las mujeres que acuden al programa tienen una percepción errónea de su realidad física, la que es, y que no resulta lo suficientemente grave como para poder aconsejarlas y probar que cuando cambien esa sensación se van a encontrar mejor. Se dan unas recomendaciones, siempre partiendo de que todos no somos modelos, que tenemos que aceptarnos y concentrarnos en lo que tenemos bien para potenciarlo. Y los defectos, camuflarlos. -Falta de autoestima... -Hay maneras de cambiar eso. Muchas mujeres lo único que necesitaban es oír algo agradable. Y es que vamos todos como becerros, con prisas, y se nos ha olvidado que somos personas y que a todos nos gusta que nos digan qué guapo estás, qué bien te quedado ese corte de pelo o cómo te sienta aquella falda. Se trata de salir de esa espiral que consiste en establecer que como no me veo bien no me maquillo ni voy de copas. -¿Estas mujeres van al programa en busca de una ayuda real o sólo quieren sentirse reinas por un día? -Necesitan ayuda. Se ha trabajado en un intensivo proceso de selección para concentrarnos en las mujeres que tenían un verdadero problema. Todas han venido con ganas de aprender y estar a gusto consigo mismas. Necesitan colaboradores de verdad, y eso se nota en el resultado del programa. -Tal vez vivimos en una sociedad muy exigente que impone la cultura de la delgadez, lo que da lugar a muchas frustraciones... -Hay un tipo de personas a las que sí afecta. Hay muchas frustraciones pero a pesar de ello ciertas personas no cambian las conductas a la hora de comer sano. Corregir peso o mantenerlo no es tan traumático. Ahora, pretender ser una modelo resulta una tortura. Tenemos que aceptar que tenemos un determinado cuerpo, una osamenta. Y yo no estoy en contra de la cirugía, ni mucho menos. Ahora bien, me gustaría que la gente se asesorara correctamente antes de meterse en el quirófano. -Los anuncios de televisión y las revistas imponen unos cuerpos de vértigo... -Yo me asombro de la cantidad de anuncios que hay con productos que supuestamente adelgazan, por no hablar de las dietas que proliferan en determinados programas. Ahora, quiero dejar bien claro que el mundo del diseño de moda está exento de responsabilidad en cuanto a todo esta cultura del adelgazamiento. La televisión tiene una influencia y una proyección brutales; yo llevo casi diez años en la moda sin que apenas se me conociera y ahora me paran por la calle porque salgo en un programa. -Pero las tallas que hay en el mercado siguen siendo pequeñas. -Ya no. Hay que saber buscar porque tallas sin necesidad de ponerte un sayón. Además, a un precio razonable. Eso de que tengo que pasar hambre porque no me puedo comprar ropa es mentira. -¿Qué le parecen las medidas adoptadas por Sanidad para unificar y ampliar las tallas? -Muy correctas. Ahora tienen que llegar a las grandes superficies. -¿Qué le parece el programa «Cambio radical»? -No lo he visto. Soy partidario de la cirugía bien utilizada. Ahora bien, hay que seguir una serie de protocolos. Me parece duro que una persona se someta en tres meses a varias operaciones. -Las mujeres que han pasado por «Desnudas», ¿han cambiado de hábitos o han vuelto a ser las de antes? -Ha pasado poco tiempo. Yo he hablado con la primera y está encantada. Asume que yo la he puesto en el camino y ahora tiene que interesarse por ella misma.