Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | Entrevista | Jon Sistiaga |

Tomate «El concepto de reportero de guerra es antiguo y de Hollywood»

Vuelve a Irak con el reportaje «Sargento ¿a qué estamos disparando?», que emite este lunes Cuatro en horario estelar

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JOSÉ JAVIER ESPARZA Mercedes Rodríguez - madrid
León

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La otra noche compareció Jorge Javier Vázquez en Telecinco para ser debidamente homenajeado en La noria , el programa de Jordi González. Esa sección fija de autopromoción de famosos de la propia cadena es uno de los contenidos menos presentables de La noria . Todo consiste, infaliblemente, en enseñarnos al famoso, enarbolarlo como inmarcesible ejemplo de virtudes, trazar su hagiografía y reírle las gracias. Como el perfil hagiográfico depende de Jordi González, los rasgos que más adorno merecen son siempre un tanto extravagantes: de Vázquez, por ejemplo, nos fue encomiado aquel día del «orgullo gay» en el que se cogió una merluza de impresión y apareció luego enseñando la barriga y medio culo. Después del perfil, Vázquez se prodigó en consideraciones siempre intempestivas sobre asuntos como, por ejemplo, el terrorismo, donde perdió una excelente oportunidad para callarse. Ahora bien, en la charla hubo un momento de interés extraordinario: ese en el que, acosado por Cuca García Vinuesa, que le llamaba «canalla», el Tomate Jefe renunció a aparecer como un profesional de la información. Lo que dijo Jorge Javier Vázquez puede resumirse así: lo que él hace no es periodismo; él no es un periodista, sino un «entretenedor» (definición que, por cierto, se atiene escrupulosamente al Diccionario de la Real Academia); en consecuencia, Aquí hay tomate no puede ser visto como un programa de información, ni siquiera de información «rosa», sino como algo completamente distinto, un espectáculo que sólo busca entretener mezclando verdad con mentira y churras con merinas. Esta confesión o declaración de Jorge Javier Vázquez es muy importante: aclara las cosas y despeja el ambiente. Ahora, para ser enteramente coherente con el discurso de Vázquez, Telecinco debería introducir algunas modificaciones en Aquí hay tomate . Por ejemplo, en la apertura del programa podría poner un rótulo impreso en pantalla que rezara: «Esto no es periodismo. Cuanto aquí se diga no tiene por qué ser verdad». Lo digo completamente en serio. La medida permitiría al comunicador (o «entretenedor») trabajar más a su aire, sin cortapisa alguna; el público, por su parte, sabría a qué atenerse y no juzgaría al programa con criterios equivocados; la cadena, en fin, cumpliría con las normas deontológicas convencionales, que insisten en que siempre se separe bien clarito lo que es información de lo que no lo es. Y no se piense que la paladina confesión iba a disuadir a los espectadores habituales de Aquí hay tomate : éstos ya saben que ese programa no hay que verlo para informarse, sino para satisfacer otro tipo de necesidades. Vázquez tiene razón. Jon Sistiaga (Irún, 1967) ya lleva cubiertos un buen número de frentes a sus espaldas (Ruanda, Afganistán, Palestina, Kosovo, Irak) pero rehuye del apelativo de reportero de guerra, de cualquier tribu, que le parece una calificación del pasado. Se siente más cómodo con la consideración de «reportero todo terreno» de la información. Cuatro emite este lunes en horario estelar el documental Sargento ¿a qué estamos disparando? , en el que Sistiaga vuelve a Irak de la única forma que un periodista puede entrar hoy en una zona convertida en un avispero: empotrado al ejército estadounidense que está en primera línea del conflicto. Tras este trabajo, el periodista iniciará el año en Estados Unidos, en Kentucky, desde donde relatará cómo la cultura de las armas entre la sociedad lleva a algunas catástrofes. El enfoque y la manera de narrar es para este profesional vital en el reporterismo del momento ya que las exclusivas, con las nuevas tecnologías, tienen menos peso y pueden ser ofrecidas desde un blog. 1397058884 Sargento: ¿a qué estamos disparando? . ¿Por qué ese título? -Después de diez días de convivencia con el ejército estadounidense mi punto de vista es que las tropas están en una enorme confusión respecto a cuál es el enemigo real en Irak. Tienen tantos frentes abiertos por tantos lados que no saben bien a qué enemigo derivar sus fuerzas. Está el terrorismo de Al Qaeda, las resistencias patrióticas o nacionalistas, las diferentes milicias tribales (suníes, chiís) y las peleas entre esas milicias por cuestiones étnicas y religiosas; la ingerencia iraní, las mafias locales que se dedican al negocio del secuestro...Es un carajal importante. Tenemos imágenes en las que se ve el despiste de los soldados cuando están en pleno tiroteo. Es la locura. -¿Cómo llevó ir junto a las tropas estadounidenses teniendo en cuenta que usted vivió el asesinato de José Couso? -Yo soy un profesional de la información y quería reactualizar un conflicto latente. La única manera en que puedes trabajar ahora allí como reportero es empotrado con las tropas norteamericanas porque a la resistencia iraquí no le gusta la prensa occidental, y mucho menos a los terroristas de Al Qaeda. Caes en manos de ellos y te puedes dar por muerto, a no ser que no salgas del hotel. La única solución es ir con las tropas a donde ellos vayan y, por supuesto, sin censura. -¿Qué salida tiene Irak? -Lo que están intentando tímidamente los mandos norteamericanos, que es aliarse con las milicias sunies y convencerles de que todos los iraníes tienen un enemigo común, el terrorismo de Al Qaeda, que ponen bombas en mercados y obligan a vivir como en un califato. -¿A quién le gustaría entrevistar? -Por poner alguien cercano a nosotros del tema que estamos hablando a Mustafa Setmarian, un tipo que llegó a ser número tres de Al Qaeda e ideólogo, que ha vivido en Granada y se casó con una española. Y desde luego, a Bin Laden. Pero también a Josu Ternera. Y ya puestos, a Bush. -¿Estar en primera línea de conflictos es una manera de vivir? -No he estado siempre en primera línea. Me considero un reportero todo terreno especializado en conflictos y relaciones internacionales, pero no soy reportero de guerra. No me gusta ese término; es un subgénero del periodismo pero el que se considera como tal es que le gustan las guerras. Y a mí no me gustan las guerras ni ir a cubrirlas, se sufre mucho y se pasa fatal. Se siente miedo y tienes a la familia en vilo. Pero las guerras están ahí y alguien tiene que seguirlas de vez en cuando. Y no todo el mundo tiene, eso sí, la fortaleza mental y espiritual para cubrir un conflicto y volver sin tener estrés postraumático. Si algo acepto es tener cierta preparación psicológica, pero el concepto de reportero de guerra es bastante antiguo, es para Hollywood y el rollo de tribu. Y yo huyo de la tribu.

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