Diario de León

| Entrevista | Emilio Gancedo y Tomás Martínez |

«Si realmente hay un futuro para el leonés, tiene que ser consensuado»

Mañana se proyecta, dentro del Día de la Llingua, un documental en el que la productora Armonía Films muestra la realidad del habla leonesa más allá de batallas políticas

Emilio Gancedo, guionista de «Asina falamos», y Tomás Martínez, el realizador y productor

Emilio Gancedo, guionista de «Asina falamos», y Tomás Martínez, el realizador y productor

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Cristina Fanjul - león
León

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Mañana se celebra en el salón de actos del Ayuntamiento (calle Alfonso V, 1), a partir de las 11.30 horas, el II Día de Llingua. En él, además de la representación teatral de la obra Fuei a corteixar a Robles , del Grupu Tsaciana, se proyectará el documental Asina falamos , con realización y producción de Tomás Martínez -Armonía Films- y guión del redactor del Diario de León Emilio Gancedo. -Desde el punto de vista de la producción, ¿qué ha diferenciado este trabajo de anteriores películas de Armonía Films? -(Tomás) Yo comparo este trabajo con un buen cocido, que ha llevado mucho tiempo pero tiene mucha sustancia; lo hemos venido haciendo en diferentes épocas, sin prisa, quedando con la gente, charlando con ellos, y eso se nota; sus protagonistas aparecen como muy familiares, nada desconocidos. -Tomás, como realizador y productor, ¿qué te ha reportado, a nivel personal, este documental? -Como mucha otra gente, yo desconocía que en algunas comarcas de la provincia todavía se hablara nuestra lengua leonesa y con este trabajo lo he descubierto. Lo que sí he visto es que muchas de estas personas sienten una especie de vergüenza a hablarlo, como si fuera algo malo, no como en otros territorios de España donde la lengua propia se muestra con normalidad y hasta con orgullo. -¿Cuál fue el propósito que os fijasteis cuando iniciasteis este proyecto hace casi tres años? -(Emilio) Mostrar la realidad del leonés, algo de lo que se habla mucho pero que se investiga y se divulga muy poco. Y nos hemos encontrado con que sigue siendo una lengua viva, que se habla cotidianamente, en dos zonas: La Cabrera y el área del Alto Sil. Conforme nos dirigimos hacia el Sur y el Este vamos viendo que pervive pero de manera muy deshilachada, es decir, muy penetrada por el castellano. Y hacia el oeste se va fundiendo paulatinamente con el gallego. -O sea, que en el resto sólo perviven determinadas palabras. -Pero esa riqueza léxica es enorme. En la película lo ejemplifica el pueblo de Velilla de la Reina, a apenas 20 kilómetros de la capital leonesa, donde se conservan infinidad de palabras. -¿Cuál es la finalidad del lenguaje? ¿Para qué sirve? -La función es doble. Por supuesto, la principal es la de atender a las necesidades de comunicación. En este sentido hay que decir que hay palabras del leonés que resultan insustituibles, indestructibles. Un ejemplo es tiva , el arado romano. No existe otra manera de nombrarlo. Otra misión del lenguaje es ofrecer una visión del mundo singular, única. Intenta, por ejemplo, traducir la palabra prestar . No puedes porque los lenguajes no se pueden traducir, sólo interpretar. -En inglés, para decir «echar de menos» tienes que recurrir al verbo «perder» (miss). Esto implica una concepción del mundo diferente. ¿Puedes ponerme un ejemplo similar en leonés? -Los hay por cientos. Tener murnia , otro vocablo intraducible, no es ni estar deprimido ni aburrido, es otra cosa. Hay una palabra para los dedos de las manos pero otra para los de los pies ( dedas ). O puedes decir «entrar en razón» con tornar pa la rodera , por ejemplo. -En cualquier caso, desde mi ignorancia, lo que veo es que se trata de un idioma que no ha evolucionado, que no resulta útil. Volver al leonés sería como regresar al carro cuando tienes el avión para desplazarte. Además, tampoco hay una literatura detrás que lo sustente. -No es cierto. Hoy en día tenemos a un grandísimo poeta, Roberto González-Quevedo, que escribe, en patsuezu, del ayer, del hoy y del mañana. Literatos y críticos se han quedado maravillados al ver cómo esta lengua sí vale para hacer gran literatura y para mostrar, de manera conmovedora, cómo una cultura evoluciona en el tiempo. De hecho, todos los lenguajes humanos tienen la capacidad de hacer eso. -Pero ¿cuánta gente habla leonés en realidad? -De momento no existen estudios fiables. El problema está en que los hablantes tradicionales no identifican su habla con un idioma sino como un defecto, y lo consideran un estigma. -La gente tiene miedo de que aquí ocurra lo que ha sucedido en el País Vasco o en Cataluña y el leonés se convierta en una imposición, con lo que el ciudadano pierda su libertad. -Es cierto que en esos territorios hay actitudes como la que planteas. Son parte de una concepción nacionalista que entiende que todas las lenguas estatales se han creado artificialmente, cogiendo uno o varios dialectos y haciendo con ellos una gramática. Eso fue lo que hizo Nebrija en su día y eso es lo que intentan hacer los nacionalistas hoy. Lo ideal sería buscar el equilibrio: la libertad de elegir. -Pero parece que hay determinadas personas que huyen de posturas moderadas... -La postura sensata es conseguir que el leonés lo aprenda todo el que quiera sin imposiciones. Lo que ocurre es que esto ha sido como una bolsa de aire subterráneo, que ha permanecido mucho tiempo soterrado y que ahora se inflama al entrar en contacto con la atmósfera. Se ha de ofrecer de manera libre, la propia sociedad ya decidirá si lo acoge y cómo lo acoge. -Estoy totalmente de acuerdo, pero la política siempre lo envilece todo y creo que se están imponiendo los criterios sin consenso. -Hay dos maneras de salvar una lengua: de manera lenta y progresiva o mediante un shock. Si hacemos lo segundo, podemos revivir al moribundo, pero también podemos matarlo. No soy ni filólogo ni político, pero creo que debemos huir de soluciones a corto plazo y de rendimientos de tipo político. -¿Estamos hablando de Abel Pardo? -El problema no es que sea Abel Pardo sino la falta de consenso en torno a un tema básico: el leonés es algo nuestro, ¿no?, pues defendámoslo, nadie más lo va a hacer por nosotros. El leonés está por encima de este personaje o de aquél. A ti puede que no te guste cómo una persona defiende algo, pero eso no significa arremeter contra ese algo, contra ese patrimonio. Sí veo un problema con gente que, en el tema de la lengua, lo que busca es alardear. Esa manera de pensar implica un sentimiento de inferioridad que no busca nada positivo. Lo que se debería primar es la potenciación de la lengua como fuente de cultura y evitar esa concepción por la cual se identifica lengua e identidad de manera total y excluyente. -¿Qué opinión te merece las críticas de Crémer y Gamoneda? -Estos dos grandísimos escritores pertenecen a una generación en la que las cosas se veían de otra manera. Es una actitud de desdén que se da incluso entre los propios falantes. Pero recuerdo que Gamoneda criticaba el leonés por arcaico y seguidamente hablaba de una escoba de urz , eligiendo otra palabra insustituible. -En Asturias hay una academia que normalizó el bable. El problema en León es que no existe una normalización, con lo que la pregunta es ¿quién sería el encargado de establecer las normas? -En Asturias llevan más de 20 años investigando, peinando el terreno para saber qué es lo que tienen. Su literatura ha alcanzado un nivel más que digno. Para mí, el nivel de Xuan Bello es asimilable al de Cunqueiro. Aprendamos de sus aciertos y de sus errores. Respondiendo a tu pregunta, lo que habría que hacer aquí es crear un comité formado por filólogos de reconocido prestigio, y en cualquier caso, si hay un futuro para el leonés, éste debe ser consensuado con todos los grupos y asociaciones que actualmente luchan por su salvación. -De momento, son personas vinculadas a ese entorno del que hablaba las que pretenden dar las clases en los colegios... -Pero debemos reconocer que es la primera vez que en la enseñanza reglada se va a impartir la asignatura de lengua y cultura leonesa y que ahora está protegida por el estatuto de autonomía. A partir de ahora, lo positivo ha de ser que lo aprenda quien quiera, que lo investigue quien lo desee y que vayan surgiendo, espontánea y sincera, no forzadamente, nuevos ámbitos de uso de esta lengua.

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