Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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SE LO ASEGURO. No creo haberlo soñado. Lo vi ahí, en pantalla. Y juraría que era TVE, la primera cadena pública de España (paladee usted la descripción). El asunto es que a alguien se le ha ocurrido adornar la cuenta atrás para el festival de Eurovisión con un microespacio denominado Diario del Chiki chiki y que consiste en contar las andanzas de Chikilicuatre y su troupe, Ulibarri incluido, ante la gran fiesta de Belgrado. En ese Diario el artista Rodolfo va enunciando, con su prosodia torpe y su gusto por el solecismo, los sentimientos y aconteceres que llenan su vida hasta la batalla final. Es sencillamente espantoso. Hace unos días tuve una charla con un fantástico grupo madrileño que se llama Garaje Jack y que acaba de sacar su segundo disco. Los entendidos dicen que tienen el mejor directo que se puede oír ahora mismo en España, y es verdad que los oyes en vivo, incluso con sólo una guitarra y una voz, y el resultado te pasma por su perfección. Como estos de Garajes, y otros como ellos, el festival podría dejar de ser «degradante». Pero ellos viven de cerca ese mundo, mucho más de cerca que usted y que yo. El Mentón de Fogarty, que son otros que tal cantan, o como Cristina Llorente, qué sé yo debe de haber en España medio centenar de músicos excelentes, en grupo o en solitario, y en diferentes estilos, a los que sólo les falta un empujón a la palestra pública para que despierten adhesiones masivas. El razonamiento tópico del individuo ajeno a ese mundo -por ejemplo, un servidor-. Es el siguiente: ¿Por qué no presentarse a Eurovisión, que es una forma eficiente de ganar notoriedad? De paso -cavila uno-, elevaríamos el nivel artístico de ese festival. Pues bien: pregunté a los de Garaje Jack que por qué no se habían presentado al festival de Eurovisión y me contestaron a coro, sin dudarlo un segundo, que eso habría sido tanto como degradarse. Lo más llamativo es que esa fue exactamente la palabra que emplearon todos: «degradarse». Seguramente no se les había pasado por la cabeza ni la sombra de la posibilidad de que, precisamente, presentándose ellos, y otros como ellos, el festival podría dejar de ser «degradante». Pero ellos viven de cerca ese mundo, mucho más de cerca que usted y que yo, luego hay que pensar que tienen razón: no hay posibilidad de regenerar eso, cualquier acercamiento le degrada a uno. Y parte de la degradación consiste, sin duda, en esa incorrección impostada -porque es ficticia, por supuesto- del lenguaje, en esa expresión con acento de parodia chicana, en esa imagen como de ninguna parte -el cosmopolitismo reducido a nihilismo-, en esa escenificación grotesca de lo extravagante y lo incongruente que nos ofrece el Diario del Chiki chiki , la mayor y más intensa y más dispendiosa contribución de TVE a la cultura popular. Y aún pretenden que nos relajemos y aplaudamos.

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