Diario de León
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BOQUERINI
León

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SON muy escasos los programas que se mantienen en este páramo desértico que es la televisión de agosto. Olimpiadas al margen, pocos son los espacios que se hacen en directo (o en falso directo, como es el caso) día tras día. Se trata del programa de Andreu Buenafuente en La Sexta, que en su versión veraniega se titula Buenafuente ha salido un momento y que presenta Berto, su sobrino televisivo, durante las vacaciones del jefe, que ya lleva casi dos meses de ausencia. La factoría de Buenafuente se ha caracterizado, entre otras cosas, en el descubrimiento de excelentes personajes y actores que después han volado libres por su cuenta. Fueron los casos de El Neng, de Jordi Évole el Follonero (que ha dado algunos de los mejores programas de televisión la pasada temporada), de Chikilicuatre o ahora de Berto, que ha pasado de tener una sección propia a hacerse cargo del programa. Debería tener cuidado Andreu porque Berto le puede quitar el puesto. Manteniendo la estructura tradicional del programa, entrevistas algunas muy surrealistas, humor, un monólogo inicial, e incluso consultorio y canción final con la colaboración de Joan Eloy, el director de orquesta que habla poco pero cuya sorna hace que se le entienda todo, Berto, que mantiene al mismo equipo incluidos unos excelentes guionistas, se ha hecho con los mandos del programa desde el primer minuto y posee una complicidad con el espectador que le hace entrañable. Con los asistentes al plató mantiene concursos tan insólitos como divertidos, como el que ha durado hasta hace unos días sobre cómo romper el hielo, es decir los primeros pasos que una persona que no conoce de nada a la otra debe dar para intentar ligar con ella. Mucho más práctico que el que tenía Buenafuente durante la Eurocopa para ver quién le metía un gol, con él de portero, ante una portería propia de liliputienses. Para los espectadores que le siguen desde casa, Berto ha inventado un concurso de aviones de papel: el espectador los manda (por correo) y él los lanza al aire. Gana el que más vuele. Una parte importante del programa está también en la complicidad con los entrevistados. La otra noche llamaron a Pekín y despertaron a nuestro campeón de esgrima José Luis Abajo Pirri. La simpatía y lo divertido de la conversación entre ambos fue un puntazo. David Castillo, el Jonathan de Aída , fue el colega al que todos queremos. Y nuestras campeonas de windsurfing enseñaron a Berto cómo practicar el deporte sobre una tabla en el suelo del plató, sin agua ni viento. No saben lo que se pierden los que no quieren acudir al programa. Lo dicho, ya puede Andreu Buenafuente acortar sus interminables vacaciones y regresar rápidamente, porque se va a encontrar sin silla.

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