Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | JOSÉ JAVIER ESPARZA

Jordi

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JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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A ESTAS alturas no creo que nadie lo ignore: desde hace un cierto tiempo circula el rumor de que Jordi Hurtado ha muerto. Lo que usted lee. Un simposio reciente sobre Teorías de la Conspiración ha puesto sobre la mesa el luctuoso direte: Jordi Hurtado lleva más de diez años presentando Saber y ganar y, en todo este tiempo, no ha cambiado nada; no pierde pelo, no le salen arrugas, no cambia de gafas. Además, si usted se fija, no comparte plano con nadie en su programa. Por consiguiente, la cosa está «clara»: Jordi dejó grabados numerosos programas hace años, y de ahí que se sigan emitiendo, pero él ha desaparecido ya del mundo de los vivos. Hay quien todavía estira más el disparate: no es que los programas de Saber y ganar que hoy vemos hayan sido grabados años atrás, sino que ese personaje que ahí aparece como Jordi no es tal, sino un robot. Impresionante, ¿eh? Ante todo hay que decir una cosa: Saber y ganar es un programa estupendo. Sin necesidad de gastarse una fortuna en decorados ni en recursos escénicos, con un planteamiento tan elemental como incombustible -”resolver un problema intelectual-”, lleva más de diez años sosteniéndose en la sobremesa de La 2 con cifras de seguimiento admirables. En términos generales, es el programa de más éxito de esa cadena desde hace años; el único que garantiza al siempre minoritario canal una cuota de pantalla igual o superior al 10%, y eso en una franja horaria donde imperan el culebrón y el cotilleo. Ahora bien, en los últimos días estamos asistiendo a un fenómeno llamativo: las cifras de Saber y ganar crecen. Millón y medio de espectadores el lunes. Cifras que prolongan los resultados de las semanas anteriores, pero que son sensiblemente superiores a las de hace unos meses. ¿Acaso una porción de españoles ha decidido inclinarse hacia el conocimiento? ¿Tal vez la crisis nos empuja a buscar algo más constructivo que el cotilleo y el culebrón? No creo. Estas cosas siempre son delicadas, pero yo me jugaría el ojo que perdí a que el renovado éxito de Saber y ganar se debe a la carambola publicitaria de la leyenda urbana. Ahora acaba de aparecer un libro sobre eso: El libro negro de las leyendas urbanas, los bulos y los rumores maliciosos (Styria), de Tomás Hijo. Es asombrosa la cantidad de leyendas que nacen todos los días, pero aún es más sorprendente su poder de convicción y su capacidad para durar en el tiempo. Superchería popular en la era del conocimiento. Da que pensar, ¿verdad? (A todo esto, no espere usted que yo le resuelva el enigma: si Jordi Hurtado no lo ha hecho, menos lo haremos nosotros).

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