Diario de León

«Le enojó no poder sacar reliquias de San Isidoro, con él León inicia su declive»

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e. gancedo | león
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Con respecto a la relación del monarca con la región leonesa, Antonio Martínez Llamas comentaba, en declaraciones al Diario, que, con él, «comenzó realmente la decadencia de León». El médico y escritor explicaba que el rey apenas salía de sus estancias, y que todo lo gestionaba manejando los hilos de una monumental burocracia y de «enviados especiales» que supervisaban, por él, el estado de sus reinos.

«Por ejemplo, mandó a Ambrosio de Morales a León para que le contara cosas de nuestra tierra, y éste le relata maravillas sobre la Colegiata de San Isidoro, hablándole sobre todo de las reliquias, algo que obsesionaba sobremanera a Felipe II», comenta Martínez Llamas. El monarca pide a De Morales que adquiriera algunas de ellas, las que pudiera, algo a lo que se negó no sólo la autoridad eclesiástica de San Isidoro en pleno, sino también «todo el pueblo de León». El propio Ambrosio de Morales escribió al rey que «no esperara reliquias de León», algo que contrarió en gran medida al gobernante. Con este emperador hispánico comienza, a juicio de Martínez Llamas, «la decadencia de León».

Por otro lado, el autor considera que Felipe II gozaba «de una mala salud de hierro», ya que, a pesar de sus complicaciones, alcanzó la nada despreciable edad, para la época, de 71 años (el escritor recuerda que la edad media del momento era de entre 29 y 34 años), y que su afán por encontrar fármacos «milagrosos» le llevó a financiar expediciones de búsqueda y a ensayar muy diversos tipos de preparados.

El ciclo cultural cepedano también cerró su exposición sobre la Guerra de la Independencia, que tuvo lugar en Villamejil y Cogorderos, en la que se mostraron armas y trajes de soldados, maquetas, planos y hasta el pendón de Clavijo, de origen medieval y llevado por las tropas españolas en la batalla de Medina de Rioseco.

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