Fe, fe y fe

La cumbre del fútbol mundial echa hoy el telón, ofreciendo a modo de traca final un duelo de pesos pesados entre Holanda y nuestra España, equipo que llegó a Sudáfrica luciendo la etiqueta de candidato a la victoria final. En fútbol, como en la vida, el entusiasmo lo es todo, ya que las grandes gestas suelen nacer de lo que a primera vista parece imposible. Y puesto que la pelota no suele llamar dos veces, igual que hace el cartero, el equipo del humilde e inteligente Vicente del Bosque ha tirado de épica para lograr un éxito nunca antes imaginado por los entusiastas del balompié, ilustre categoría a la que pertenezco desde hace décadas. Pero no debemos dejarnos llevar por la euforia, pues el fútbol es tan apasionante como imprevisible. Y por eso mismo, aunque tenemos un centro del campo casi mágico, con jugadores que semejan bailarines con pantalones cortos y botas de tacos, además de múltiples argumentos en las otras líneas del equipo, es el momento de conserva la calma y mantener la cabeza fría. O dicho en palabras de Pepín Muñiz, nuestro gran erudito local, no hay que pensar, sino simplemente aguardar los acontecimientos.

Por cierto, hablando del mister Muñiz, resulta conmovedor ver que un hombre tan curtido en los tejemanejes del fútbol se emociona como un niño ante la hazaña de los jugadores españoles. Las últimas noticias llegadas a la redacción aseguran que se encuentra en un hotel de Praga, ya que ha vuelto a equivocarse al coger el avión de Sudáfrica. No resulta censurable, pues la emoción le embarga como al resto de los españoles. No obstante, haciendo un esfuerzo sobrehumano de autocontrol, aún es capaz de comentarnos su visión del partido: Espero grandísimas novedades en el día de hoy. Ya he hablado con Vicente y los capitanes del equipo para recomendarles que, según afirma la Santa Madre Iglesia, hay que tener FE, FE y FE. Dios escuche al oráculo y esta noche podamos encontrarnos todos en la plaza de Santo Domingo.