Un bajito en una corte de gigantes
«Lo que está haciendo Barea en la NBA a pesar de su estatura es tremendo. Es un jugador fantástico que puede dar mucho a este deporte». Así de conciso se expresaba una leyenda como Magic Johnson hace un par de semanas en referencia a JJ Barea. Sus palabras son también las de otras muchas voces contrastadas del baloncesto que consideran al leonés como un soplo de aire fresco, un jugador explosivo capaz de hacerse tambalear a rivales de mucha mayor envergadura.
Y todo fruto del esfuerzo y capacidad de superación. La misma que le llevó a superar el revés que representaba en el verano del 2006 su no inclusión en el draft de la NBA. Su metro y 80 centímetros no le habían ayudado pero la fe en sus posibilidades le hizo recorrer diferentes ligas de verano hasta que en octubre los Mavericks se fijaron en él. No contó con un contrato alto pero era lo de menos. Los 687.000 dólares estaban bastante alejados del resto de salarios de sus compañeros. Pero lo importante era entrar en la rueda de la mejor liga del mundo. Con un tiro más que brillante desde la larga distancia y una capacidad de penetración y desborde notoria José Juan completaba 33 partidos antes de ser cedido a los Forth Flyers de la D-League o liga de desarrollo donde su explosión con jugador le permitía regresar en el 2007 a los Mavs. Allí, nuevamente en la franquicia tejana, sus números fueron creciendo de manera latente, tanto en minutos como en puntos y en presencia en el juego del equipo.
El Lascoiti de Mayagüez, apodo con el que le llaman cariñosamente y que comparte con el de JJ, ya luce la vitola de titular. En los tres últimos encuentros de los tejanos así lo ha hecho. También su cosecha de minutos es amplia. Barea está más de 20 minutos sobre la pista, número que amplió precisamente en el encuentro decisivo contabilizando casi media hora. Sus puntos son también importantes. Porque aparecen en los momentos decisivos. Un triple o una penetración son su repertorio. También una perfecta dirección de juego. Esta temporada su salario es de 1.657.000 dólares. Pero en su nuevo contrato la cifra será superada con creces.
Por ahora su presente está en la NBA. De Dallas, salvo una oferta millonaria, no se va a mover. Eso sí, en un futuro sueña con jugar en España. Barcelona y Real Madrid pueden ser sus destinos. «Me gusta el baloncesto español», asegura un leonés que al otro lado del Atlántico está haciendo historia. La lástima es que después de haber sido internacional por Puerto Rico no podrá vestir la camiseta de la selección española donde haría buenas migas con los hermanos Gasol, Ricky, Rudy y Navarro. Es lo de menos porque JJ ya es patrimonio del baloncesto.