Una etapa alpina que se gana cuesta abajo en la meta ubicada en Pinerolo

La primera etapa alpina, entre Gap y la localidad italiana de Pinerolo, se trabajará en los ascensos pero se ganará en los descensos, porque la meta está al final de un puerto de segunda categoría.

La cima de Pramartino está a sólo ocho kilómetros del final y un avezado descendedor puede aprovechar ese final para imponerse. A menos que lo intente desde más lejos con otra impresionante bajada, la de Sestrières, puerto de primera categoría y principal dificultad montañosa de la jornada.

Su alto se encuentra a 62 kilómetros de la meta, pero tras coronarlo, la carretera es prácticamente en descenso constante hasta que en el kilómetro 163 comienza el ascenso de Pramartino. En esos 46 kilómetros de bajada también se pueden obtener diferencias los más valientes bajadores.

La primera parte de la etapa no es más tranquila. Antes de subir a Sestrières, los ciclistas afrontarán otros dos puertos de tercera y uno de segunda.

Será la primera etapa alpina, la menos dura, aperitivo de las que acaban en el Galibier y en Alpe d-™Huez.

Contador ha dejado claro lo que van a ser los Alpes: una batalla diaria donde se presente la ocasión, sin tregua, con un atacar hasta reventar, caiga quien caiga, incluso él mismo. En un puertecillo que no tiene nada que ver con lo que espera, aprovechó no sólo la subida, sino también el desgaste que supone la lluvia, la velocidad a la que se rodó. La media fue la más alta en lo que se lleva de carrera, 46,070 kilómetros por hora, en una etapa en línea. Interpretó el desgaste que llevaba el grupo y al final se quedó solo con Cadel Evans y Samuel Sánchez. A Contador y a Samuel, que se dieron la mano al pasar la meta, que hablaron durante la carrera, les interesa atacar y hoy podría volver a suceder.