‘Roched’ y cinto en Riaño
Un primer paso para un «campamento de verano» de las luchas tradicionales.
Cintos de la lucha leonesa compartidos en el luchódromo de Riaño por los jóvenes bretones.
Tenía que haber sido Villafañe, pero la lucha no pudo celebrar su tercer corro de temporada de verano sénior bajo El Cueto ribereño. En cambio, lo que sí tuvo lugar, bajo la cubierta singular del recinto montañés, fue un encuentro, una jornada compartida, de las luchas bretona y leonesa en Riaño.
Hace ya tiempo que Jesús Cuevas, cántabro ahijado en Bretaña, venía intentando extender al lado de acá de las peñas los campamentos de lucha que en tierra Montañesa viene organizando desde hace dos años con jóvenes bretones, integrantes de la Federación de Gouren.
El encuentro, después de contactos mantenidos en el Campeonato de las Luchas Celtas de La Vecilla, se pudo programar y realizar. Dieciséis luchadores y luchadoras de entre quince y dieciocho años, procedentes de todos los departamentos bretones, junto con el propio Cuevas y cuatro monitores, han hecho en este fin de semana ese paso de la Montaña y han compartido cintos y «rocheds» en el magnífico escenario riañés.
Como primer responsable de esos monitores bretones, Guillaume Colas, profesor de Gouren desde 2001, uno de los nueve que la Federación bretona tiene en plantilla para la formación en esa lucha hermana; algo envidiable para la lucha leonesa, como tantos otros aspectos.
En este tiempo estival la lucha bretona mantiene su Trofeo «Pierre Philipe» (el equivalente a la «Liga de Verano» del Gouren), que cuenta con nueve «corros», en los que toman parte todas las categorías, y se celebran (al igual que en la leonesa) a lo largo de la geografía, especialmente rural, de las tierras de Bretaña.
Miembros del Club de Lucha leonesa de Prioro-Valdeón fueron los que compartían mañas con los bretones.
En la jornada de hoy completarán los del Gouren su experiencia acudiendo al corro de Villaquilambre. Uno de ellos (destacado juvenil en el Europeo de La Vecilla), Kevin le Martelot, mostraba su deseo de agarrar el cinto para competir. El de todos los presentes en Riaño fue manifiesto: que se devuelva la visita, se incrementen los intercambios, se conviva en las luchas.