FÓRMULA 1
Alonso ejerce de maestro
El australiano Ricciardo se lleva la victoria en Hungría en una carrera épica con una actuación estelar del piloto español que terminó segundo.
Alonso las tuvo tiesas toda la carrera con el Red Bull de Ricciardo.
Hungría, quién lo iba a decir, ha deparado una de las carreras más emocionantes de los últimos tiempos, en la que Daniel Ricciardo consiguió una titánica victoria sobre un Fernando Alonso absolutamente estelar. El asturiano llegó a liderar una prueba que tuvo de todo: dos coches de seguridad, lluvia, estrategias muy complejas y distantes y que no se decantó hasta la última curva. El podio del asturiano sirve, además, para volver a tapar las carencias de un equipo Ferrari que necesita grandes premios locos para intentar colarse en la parte de arriba.
El podio lo completó un Hamilton rebelde, que no obedeció cuando le pidieron que se dejara adelantar por Rosberg, que volvió a realizar una remontada épica. El inglés, en su afán por tratar de llegar lo más arriba posible lo antes posible, tuvo dos trompos nada más tomarse la salida. Pese a todo, acabó luchando incluso por la victoria. El líder del Mundial acabó cuarto, y eso que lo intentó con todas sus fuerzas hasta el final.
La carrera ya empezó con incertidumbre cuando un chaparrón convirtió la pista magiar en una pista de patinaje. Todos los pilotos se vieron obligados a salir con neumáticos intermedios, y ya desde la salida, Alonso demostró que tenía en el punto de mira llegar al cajón. Mientras Nico Rosberg se escapaba, el asturiano se colocó segundo, hasta que finalmente cayó al cuarto puesto. Todo parecía en manos de Rosberg hasta que Marcus Ericsson perdió el control de su Caterham, se estrellló y abandonó el monoplaza en medio de la pista. La dirección de carrera ordenó salir al coche de seguridad a pista y todos los pilotos lo aprovecharon para entrar en el trazado. A algunos les salió mejor que a otros: Nico Rosberg se hundió, mientras que Daniel Ricciardo, Felipe Massa o Fernando Alonso se auparon a los puestos de arriba.
Cuando todo parecía estabilizarse, Sergio Pérez estrelló su monoplaza en la recta. Segundo ‘safety car’ de la prueba, y de nuevo baile en ‘boxes’. A diferencia de sus rivales, Alonso resistió en pista todo lo que pudo y en Ferrari acertaron.
El español aplazó su parada en los talleres todo lo que los neumáticos se lo permitieron, paró después que Ricciardo y Massa y se encontró con el liderato.
Quedaban poco más de veinte vueltas cuando Alonso entró a cambiar sus ruedas por última vez. El objetivo estaba claro: aguantar en pista sin entrar en el garaje. Con las últimas paradas y a falta de diez giros se vivió un sprint final digno del Tour de Francia. Alonso, Ricciardo, Hamilton y Rosberg (el alemán, desde lejos). Sólo podía ganar uno, y al final ese fue Ricciardo seguido de Fernando Alonso con su renacido Ferrari.