La cantera y los filiales

Con deportividad ROBERTO CANURIA

Los clubes de fútbol necesitan tener un sostén por debajo de su equipo matriz para que esa línea que ha sido marcada desde el inicio de su planificación, tenga una continuidad que permita aprovecharse del trabajo que se realiza desde las categorías más pequeñas, y que siguen una trayectoria totalmente definida y estructurada por los estamentos del club. A todo esto le denominamos cantera, que es la base real y el pilar fundamental de cualquier club que se precie.

La triste desaparición de los filiales de la Cultural y Ponferradina ha traído sus consecuencias. Errores graves como éste, dicen muy poco de los dirigentes tanto deportivos, como directivos por intentar hacer una política de ahorro, siendo lo más fácil la desaparición de los equipos siguientes al matriz. Eso es lo más cómodo, pero no lo más conveniente, porque aunque todos sabemos que ese equipo dependiente siempre va ser deficitario en cuanto a gastos, sirve para el acomodo de jóvenes jugadores que se vayan rodando partido a partido, de cara a un momento determinado pasar a integrar las filas del primer equipo.

El tiempo es juez, arte y parte, demostrando que las soluciones sólo tienen un camino, y llegado estos momentos de apretada situación económica, ambos clubes han tenido que formalizar la inscripción de lo que nosotros denominamos filiales, pero en la última categoría. Los jóvenes jugadores que terminan la edad juvenil necesitan de un equipo donde adaptarse a ese cambio.

Conseguir y mantener una cantera no es cuestión de sumar un número de jugadores, que cuanto más grande sea mucho mejor, ni formar varios equipos, si no de aplicar la misma filosofía de trabajo para todos, siempre teniendo como referencia el primer equipo. El objetivo es un camino a largo plazo. Ahora bien, lo que no se deben hacer son experimentos con gaseosa, que más tarde haya que arrepentirse, y cuando se toma la decisión de hacer un equipo filial es con todas las consecuencias.