Diario de León

BALONMANO

Rebelión contra ‘inmortales’

El equipo leonés gana después de tres años al Naturhouse con una lección de entrega y sacrificio que les acerca a la segunda plaza

Juanín, que encarna las virtudes ademaristas, celebra un gol frente a su ex equipo.

Juanín, que encarna las virtudes ademaristas, celebra un gol frente a su ex equipo.

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

sergio c. anuncibay | león

El Abanca Ademar rompió el muro de la lógica con otra lección de entrega y sacrificio para secar en un Palacio volcado el torrente de argumentos del Naturhouse (29-28), que hincó la rodilla ante un equipo abrigado por su fe.

Tocó sufrir más de la cuenta, incluso hasta el último suspiro, cuando Leo Santos perdió una pelota que permitió a los riojanos llevar una última bala a su cargador. Pero el lanzamiento salió fuera. Hubiera sido muy injusto ese reparto de puntos.

Los jugadores, todos, se habían vaciado sobre el parqué, después de una primera parte casi perfecta, con una movilidad endiablada en ataque para abrir algún resquicio por el centro de la defensa rival, donde Garabaya y Molina dan muy pocas opciones.

Leo y Juanjo intercambiaban sus posiciones constantemente, mientras Juanín, principalmente, y Nacho Huerta, flotaban en seis metros, junto a Piñeiro. Los primeros goles llegaron desde la posición de pivote. Cupara arrancó además muy enchufado, lo que permitió al Ademar endosarle un parcial de 3-1 al Logroño en el inicio; hasta que Víctor Vigo aprovechó un desajuste en el 6-0 leonés para equilibrar el duelo.

Una igualdad que sostuvieron los dos equipos durante buena parte del primer asalto. No importó que excluyeran a Piñeiro cuando los leoneses perdían de uno (8-9). Leo Santos sacó su fusil y empató ese parcial en inferioridad. Después, ya con siete jugadores en la pista, el pivote gallego no falló en ataque y puso el 10-10 en el marcador tras un gran pase de Rodrigo, que subió una marcha cuando más lo necesitaba el equipo.

Ese tanto presentó los mejores minutos del Abanca Ademar en la primera parte, que coincidieron con una nueva exclusión, en este caso para Garabaya. Una superioridad saldada con un latigazo de Mikel desde su casa y un golazo de Rodrigo que retrató a la defensa riojana. Entró hasta la cocina. En la acción siguiente, Juanín ejecutó de manera perfecta un contraataque que permitió a los leoneses disfrutar de la máxima renta del partido hasta entonces, tres goles (15-12). La grada lo celebraba por todo lo alto y rugía de lo lindo en cada ataque de Logroño. El Abanca Ademar quería abrir un hueco importante y Juanín encontró a Piñeiro a cuatro minutos del descanso para sumar una muesca más.

Esa hemorragia se cortó con la segunda exclusión de Piñeiro y un tanto de Pablo Cacheda. Los maristas sufrían en inferioridad para buscar un lanzamiento sencillo, pero Guijosa puso la cartulina en la mesa y detuvo el cronómetro. Un tiempo muerto que evitó el pasivo y tranquilizó a los leoneses. Después, asumió la responsabilidad Mikel, al que no le tembló el brazo en los momentos decisivos del encuentro. Y hubo varios. El lateral de Zarauz batió a Kappelin y Rodrigo, en la agonía del primer tiempo, sumó uno más a su cuenta particular tras el tanto de Lángaro.

El conjunto leonés enfilaba el túnel de vestuarios con una ventaja de tres goles (18-15), después de cortocircuitar la conexión con el pivote de Logroño. Javi García no se encontró tan cómodo como en los compromisos precedentes. Además, Guijosa puso en muchos aprietos a Jota con esas variantes tácticas que utilizó para amortiguar la ausencia de Vieyra. Todo había resultado según su guión.

Pero aún faltaba media hora de mucha tensión. De hecho, el Naturhouse tardó sólo cinco minutos en enjugar la diferencia. Un parcial de 0-5 tras el descanso dio a La Rioja una pequeña ventaja que no descompuso al Ademar.

Los leoneses, que tardaron ocho minutos en hacer el primer gol de la segunda parte, obra de Mikel, demostraron una madurez impropia de un equipo de sus características. Es cierto que salieron mal del vestuario, con pérdidas tontas en ataque y desajustes en la defensa. Pero no iban a bajar los brazos. Ni mucho menos. Evitaron con casta que Logroño estirara su ventaja por encima de los dos goles, y poco a poco, sin perder la fe equilibraron la contienda.

Guijosa asumió riesgos en ese instante. Probó con algo inédito hasta la fecha. Sacó a Rodrigo como portero-jugador y suyo fue el pase a Piñeiro que significó el tanto del empate. Otra vez aparecía la fluidez en el ataque marista y los maristas, tras equilibrar el partido, consiguieron de nuevo una ventaja de tres goles (27-24). Fueron capaces de proteger la renta hasta que Juanjo Fernández, muy generoso en los esfuerzos y cada vez más peligroso en ataque, sufrió una exclusión. Quedaban dos minutos y medio por delante. Ángel Fernández salió como un ciclón a la contra y redujo la renta a uno (28-27). El Ademar seguía en inferioridad y estaba obligado a marcar. Mikel sacó entonces un lanzamiento de su chistera que parecía imposible, pero Ángel Fernández, de nuevo, no perdonó en la acción siguiente. Treinta segundos por delante y Naturhouse disponía de un último ataque, ya en igualdad de condiciones. Ni si quiera pudieron lanzar. Carou levantó un muro y forzó una falta que significó la victoria.

Los leoneses dan así un nuevo golpe en la mesa, reducen a tres puntos la distancia con el segundo, consolidan, de momento, la tercera plaza y rompen una dinámica de tres años sin ganar a La Rioja. Y el próximo sábado la Copa ante el Barça.

Guijosa intenta superar a Rubén Garabaya durante una acción ofensiva del Ademar en el Palacio. JESÚS F. SALVADORES

tracking