Tiempos bajo mínimos

E l fútbol provincial leonés no está atravesando tiempos gloriosos precisamente, si no todo lo contrario, y es que el descenso de la Ponferradina ha caído como una autentica losa, no solo en la capital berciana, sino también en todo el panorama futbolístico leonés. Ese dicho de que la alegría va por barrios no se corresponde de ninguna manera con ese sentimiento de vivencias del futbol, porque ser de León, del Bierzo o de Astorga identifica una parte de España encuadrada en una provincia, como es en este caso León. Quien pierde cuando se producen hechos tristes o desafortunados, como ha sido este reciente y duro descenso del club berciano es el futbol provincial leonés en toda su extensión, así como el propio club y la afición.

Alegrarse de las derrotas de otros sin ser participes de nada, ni es deportivo, ni representa los valores que reúne este gran deporte de masas como es el futbol, donde el compañerismo y el fair play son piezas fundamentales en el día a día de cualquier competición. Los comentarios de una pequeñísima gente no son el pensamiento, ni el sentir general de la gran mayoría de personas que componen la familia del futbol, donde el respeto y la educación están por encima de cualquier situación o hecho. Los pequeños detalles han hecho grande y universal este deporte, y lo seguirán haciendo.

La realidad del futbol leonés esta temporada, sí que es triste y dura, porque este descenso del equipo berciano de la categoría de plata deja huérfano esa representación dentro del mundo profesional. Si a esto unimos la irregular y mediocre trayectoria de la Cultural, donde sus inicios ilusionantes se fueron diluyendo poco a poco para finalizar sin pena ni gloria, el balance no puede presentar números en positivo. Nuestro tercer representante, el Astorga, tampoco hizo los deberes a tiempo, y pagó las consecuencias con su descenso a la Tercera División.