Efecto manta

D e entre los múltiples planes previos a la hora de la preparación de partido por parte de un cuerpo técnico, los hay desde aquellos obsesionados en reducir los aspectos más poderosos del rival, pasando por la intención de imponerse desde el estilo propio no modificable pase lo que pase, hasta aquel modelo que busca tener el control del juego, por encima, de poder explotar hasta el límite las propias cualidades. Y está última opción creo que es la elegida estos dos últimos partidos por Rubén de la Barrera, y es que la acumulación de ocasiones y goles recibidos en contra por parte de los rivales era una preocupación del técnico gallego, y aún a sabiendas de que con esto se ha perdido capacidad propia como la de juego asociativo por dentro, acumulación de muchos jugadores en campo contrario en fase ofensiva, y ritmo de juego muy alto, este cambio de sistema de 1-5-4-1 a 1-4-4-2 da a la Cultural más serenidad y control sobre los partidos. Señé trabajó de nuevo en la primera línea de presión al rival en campo contrario junto a Rodri, el gallego de nuevo se desgastó enormemente en acciones defensivas y brilló con balón menos de lo que nos tenía acostumbrados las primeras jornadas. El Reus no varió su plan de partido en ningún momento, sistema 1-4-1-4-1,prioridad defensiva del juego por dentro, y la consigna de ser directos sobre espacios con Lekic y David Querol, en uno de estos balones directos sobre el 7 del Reus, Manu y Palatsí no se coordinaron bien y un intento de cesión, acabó siendo un pase involuntario para el 1-0 de Lekic. La Cultural empató en un saque de falta en el que los catalanes no pusieron hombre en la zona de pase corto, e Iza lo aprovechó para recibir de Emi y ejecutar un gran golpeo que ponía el 1-1. En definitiva la Cultural se encuentra en ese proceso en el que debe decidir que riesgos asume y cuáles no, o lo que también llamado de manera peculiar ‘efecto manta: hasta donde taparme, si la manta no da? para taparme entero’.