Diario de León

Italia exige una revolución

La ausencia de futbolistas jóvenes y un seleccionador sin capacidad de liderazgo condenan a la «azurra» sin Mundial.

Buffon no pudo contener las lágrimas tras la eliminación.  DAL ZENNARO

Buffon no pudo contener las lágrimas tras la eliminación. DAL ZENNARO

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andrea montolivo | roma

Un ciclo que llegó a su fisiológico fin, un entrenador inexperto para gestionar una selección ambiciosa y la falta de jóvenes de calidad y personalidad fueron las principales causas de la fallida clasificación de Italia al Mundial de 2018.

Cuando el lunes el colegiado español Antonio Mateu Lahoz pitó el final del duelo de vuelta de la repesca entre Italia y Suecia, el fútbol «azzurro» vio cómo sus peores pesadillas se hicieron realidad y sufrió uno de los mayores fracasos de su historia deportiva.

En el espacio de pocos minutos tres pilares del equipo, Gianluigi Buffon, Daniele De Rossi y Andrea Barzagli, anunciaban su retirada de la selección y ponían fin a una época que tuvo su cumbre con el cuarto título mundial ganado en Alemania 2006 contra Francia.

Esos tres futbolistas eran los únicos que habían vivido la noche del Olympiastadion de Berlín y, tras más de una década vistiendo la camiseta «azzurra», entre grandes éxitos y amargas decepciones, dieron paso a una nueva generación.

La última competición disputada por estos jugadores fue la Eurocopa de 2016, cuando el equipo entonces entrenado por Conte llegó hasta los cuartos de final, en los que perdió en la tanda de penaltis contra la Alemania.

Tras la despedida de Conte, que fichó por el Chelsea después de ese Europeo, la Federación de Fútbol italiana (FIGC) decidió apostar por Gian Piero Ventura, con el deseo de que éste liderara un proceso de cambio generacional. El presidente de la FIGC, Carlo Tavecchio, eligió a Ventura por el trabajo realizado en el Torino, en el que logró clasificarse para la Liga Europa y lanzar a algunos jugadores de buen potencial.

Sin embargo, el salto del Torino, un equipo con glorioso pasado pero actualmente de nivel medio, a la selección italiana fue inclemente con Ventura, que nunca logró ser aceptado por el entorno y sus propios jugadores.

El entrenador genovés tampoco supo imponer su liderazgo. Y los duelos de la repesca contra Suecia dieron pruebas evidentes de estas carencias. En la ida, Italia sufrió mucho para construir ocasiones de gol y los cambios de Ventura generaron aún más confusión en el campo. La imagen que se queda en la memoria es la de Insigne que, tras saltar al campo en la reanudación, conversa durante varios segundos con el banquillo sin terminar de entender en qué posición tenía que situarse. Otro momento impactante se vivió el lunes en el partido de vuelta: con el 0-0 en el marcador tras más de 60 minutos, Ventura pidió al medio defensivo De Rossi que empezara a calentar y éste se negó con fuerza, expresando el deseo de que entrara un delantero.

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