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Y Niko Samburov recuperó su bandera serbia... el 'panteón real' del balonmano mundial

Alguien se la robó en un partido hace año y medio y días atrás apareció sorpresivamente en el Palacio de Deportes en una caja de cartón con una simple nota: 'Para Niko'

Niko Samburov vuelve a sonreir con su bandera serbia

Niko Samburov vuelve a sonreir con su bandera serbia

Publicado por
GEORGINO FERNÁNDEZ | LEÓN
León

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"Casi lloré de la emoción", confiesa con ese acento dulce que la caracteriza mezcla de los muchos países donde ha vivido. Realmente cuesta creerlo. Todo aficionado al balonmano leonés sabe quién es Niko Samburov: un gigante de origen serbio de 120 kilos de peso, brazos como columnas romanas y un cuello de toro, recuerdo de su etapa como campeón de judo y profesional del fútbol americano. Colabora con el Ademar desde hace años, ayudando sobre todo a los jugadores nuevos que llegan al club y en especial con los extranjeros. "Hago un poco de todo y soy como el papi de todos ellos", comenta con su eterna sonrisa.

Pero esa bandera serbia azul, blanca y roja con el águila bicéfala se la quitó durante algún tiempo. Significa mucho para él. Muchísimo. "La compré en Francia, cuando vivía allí, está hecha con una tela muy buena, muy trabajada y además tengo en ella la firma de los más grandes del balonmano mundial". Es su particular 'panteón real' del balonmano. Una constelación de estrellas en forma de rúbrica donde se suceden nombres míticos de este deporte: entrenadores como  Manolo Cadenas y Jordi Ribera o jugadores campeones mundiales y de Europa como Nikola y Luka Karabatic, Julen Aginagalde, Raúl Entrerríos.

Verle en la grada del Palacio agitando esa enseña tan especial se ha convertido en una imagen habitual en los partidos del Abanca Ademar. Pero hace año y medio decidió dejarla  detrás de la portería que defiende su compatriota Vladi Cupara y en un momento de descuido desapareció. El disgusto fue enorme. Acudió a todas las redes sociales: facebook, twitter, instagram para intentar recuperarla. No quiso poner siquiera que se la habían robado. "Puse muchos mensajes en todos los sitios diciendo que si alguien se la había llevado y le apuraba dar la cara para devolverla que la enviase al club  por correo". Incluso recurrió al club para que el Ademar moviese sus hilos y sus contactos para intentar recuperarla. Pero... pasaron los meses y su mítica enseña serbia no aparecía. 

Pasó casi año y medio y prácticamente había perdido toda esperanza hasta que días atrás en la sala del Palacio donde se proyectan los vídeos para los jugadores y se dan las charlas técnicas apareció una caja de cartón cerrada con una simple nota que decía: 'Para Niko'. "La abrí y dentro allí estaba". Cuando recuerda ese momento se le nota emocionado. "Creo que hay un Dios porque yo no me merecía eso. Le doy las gracias de corazón a la persona que me la devolvió".

En el próximo partido del Ademar, cuando Niko Samburov vuelva a agitarla en la grada para animar un gol o una buena jugada del equipo de Rafa Guijosa sepan que esa bandera tiene detrás mucha historia y también todo el cariño del corazón de este hombre grande por fuera y también por dentro.

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