Diario de León

FÚTBOL | LIGA DE CAMPEONES

El Liverpool pone rumbo a Kiev

A la Roma sólo le faltó un gol para forzar la prórroga ante el equipo inglés.

Wijnaldum celebra el segundo gol del Liverpool a la Roma. E. FERRARI

Wijnaldum celebra el segundo gol del Liverpool a la Roma. E. FERRARI

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amador gómez | madrid

La heroica remontada a la que aspiraba la Roma no se produjo en el Olímpico (4-2), aunque los italianos se ganasen el derecho a soñar con ella frente a un Liverpool muy decepcionante en la capital transalpina. Tras el 5-2 de Anfield fue el Liverpool el que certificó su pase a la final de la Champions, para citarse con el Real Madrid en Kiev 37 años después de la lucha por el título ganado por el equipo inglés al entonces seis veces campeón de Europa, en 1981.

No hubo ‘vendetta’ de la Roma ante el Liverpool de la final de 1984, porque fueron los ‘reds’, pese a su gran vulnerabilidad defensiva, los que salieron triunfantes en la eliminatoria, entre numerosos errores, y nada menos que con seis goles encajados en el cruce de semifinales.

El Liverpool está en la final por el resultado de la ida y porque en el Olímpico se aprovechó de dos clamorosos fallos de los italianos antes de cumplirse la media hora del segundo partido. Pese a ello, la Roma, que se quedó sin tiempo, le devolvió henchida de orgullo y ambición una merecida goleada al Liverpool y murió de pie a un solo gol de la prórroga.

No necesitó el Liverpool a Salah para sepultar a la Roma en el Olímpico, porque fue el propio conjunto transalpino, pese a su ilusionante inicio y su gran segunda parte, el que se encargó de enterrarse, aunque los italianos nunca se rindieron y tras el descanso no dejaron de atacar y pelear por intentar lo que parecía un imposible frente a los ingleses, a quienes Cristiano Ronaldo y compañía aspiran a derribar en la capital ucraniana a poco que les acompañe la puntería. La fragilidad en defensa del Liverpool, en bastantes casos muy grosera, puede alimentar aún más las esperanzas del Real Madrid después de que la Roma le haya endosado media docena de goles en dos partidos.

La Roma siempre quiso, pero pagó muy caro el tempranero regalo de Nainggolan a Firmino para que el genial jugador brasileño contragolpease y asistiese a Mané y también el córner mal defendido, con despeje atrás de Dzeko, para que el Liverpool se adelantase dos veces en el marcador. Entre medias, un disparo de Lovren a la cabeza de Milner puso por primera vez el empate para la Roma, que evidenció que el Liverpool de Jürgen Klopp, hecho para atacar, es un equipo muy débil atrás, que no dejó de permitir llegadas y ocasiones a los italianos. Pese a su enorme ventaja de la ida, el Liverpool no fue capaz de aplacar a la Roma en los momentos de mayor ebullición del conjunto de Eusebio Di Francesso y sólo pudo respirar cuando a los italianos se les fue acabando el físico en el tramo final.

También tiene razones la Roma para quejarse del arbitraje, porque llegó otro penalti cometido por una clara mano de Alexander-Arnold ignorada por Damir Skomina y sus asistentes.

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