Diario de León

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ignacio tylko | barcelona

Con celeridad, solo un día después de que Luis Enrique le acusara de ser «desleal» y de tener una «ambición desmedida», Robert Moreno compareció en un hotel barcelonés para defenderse de esas acusaciones y asegurar que siempre ha sido fiel al que fuera su jefe durante nueve años. Garantizó que si él no hubiese aceptado seguir en La Roja, donde tenía contrato en vigor hasta el final de la Eurocopa, el asturiano no sería ahora de nuevo el seleccionador español.

El técnico catalán no aceptó preguntas, según dijo «para no hacer reproches» y no faltar a lo expresado en su comunicado tras firmar el finiquito con la Federación Española de Fútbol (FEF), que incluye una cláusula de confidencialidad. «Es una situación muy desagradable, pero he sufrido un ataque personal injusto y debo aportar la información necesaria porque en este puzzle faltan mis piezas», comenzó el preparador de Hospitalet.

Tras agradecer los años de trabajo con Luis Enrique porque ha «aprendido muchísimo de él y del staff», y también el «apoyo en privado» que le han demostrado los jugadores, Moreno repasó su carrera para tratar de demostrar su fidelidad a Luis Enrique. Recordó que empezó a entrenar con solo 14 años y que su trayectoria se ha jalonado a base de «humildad, trabajo y esfuerzo». Rememoró que hace nueve años inició un camino con Luis Enrique en el Barça B, luego en la Roma, donde Moreno renunció a su segundo año de contrato cuando el jefe decidió no seguir. Tras un ejercicio en el paro, siguió «fiel» al asturiano en el Celta. «Allí disfrutamos mucho y luego llegaron años en el Barça», remarcó el catalán. Cuando Luis Enrique decidió dejar el club azulgrana para descansar, dice Moreno fue junto al psicólogo Joaquín Valdés y al preparador físico Rafael Pol a su casa, para decirle que le esperaban hasta otro proyecto.

Asegura Robert que, más adelante, cuando se marchó al Celta como segundo de Juan Carlos Unzué, también le pidió permiso a Luis Enrique, que tras el Mundial de Rusia le reclutó como su segundo en La Roja tras la destitución de Fernando Hierro. Después de la renuncia irrevocable del técnico el pasado junio por la grave enfermedad de su hija, cuenta Moreno que el presidente Luis Rubiales le reunió junto a su staff para decirle que iba a ser el seleccionador, que era su proyecto. «No le dije que sí hasta tuve el OK de Luis Enrique, al que también entonces pedí permiso», argumentó Robert, al que le tocó «dar un paso al frente» en un momento en el que se desconocía el futuro del asturiano. «Si yo no hubiese seguido, él no estaría ahora en la selección», espetó Moreno en el principal mensaje de su corta comparecencia. Dejó entrever que la FEF hubiera recurrido a otro técnico con mayor cartel, tipo Quique Setién, que sería el elegido para el Europeo.

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