Nostalgia juvenil

Resulta triste no disfrutar de ningún partido de Juvenil División de Honor los fines de semana en nuestra provincia. Desde que Cultural, Puente Castro y por último Peña fueron perdiendo la categoría parece que nos han quitado ese fútbol gourmet de base al que estábamos acostumbrados. Si miramos a nuestros vecinos dentro de la Región cada año hay un intercambio de equipos ascensores que salvo Numancia y Valladolid hacen que podamos testar el nivel del fútbol juvenil de nuestra comunidad a día de hoy. Ojalá con futuras hornadas esto cambie y podamos tener muchos más equipos en la que es para mí la categoría más bonita del fútbol. Motivo de debate sería el porqué de tal cruel realidad, ¿Formación de base, luchas fratricidas entre clubes, exportación temprana de los mejores jugadores…? 

Pero una preocupación que me ronda la cabeza es el corto recorrido que tienen muchos de esos jugadores juveniles cuando cumplen su etapa en las ligas DH, Nacional o Regional y no encuentran una ubicación de calidad y contexto para su edad y experiencia. Equipos de 2ª B o 3ª les cuesta apostar por ellos salvo los que tienen una estructura completa de filial y primer equipo. Muchos, ante la falta de oportunidades, se van diluyendo en ligas de aficionados o de Amistad hasta que por diversas circunstancias acaban abandonando. ¿Se puede hacer algo en esta etapa entre 19 y 23 años en la que pueden dar todavía mucho en un entorno más ajustado a edad y competitividad para dar el salto más adelante? Quizás para aquellos clubes con estructura hasta juvenil y que han disfrutado de la DH y Nacional, una categoría sub23 podría hacer de puente entre la juvenil y las etapas semiprofesionales. Al margen de la normativa exigida para estos casos, puede ser un nido de jugadores que seguro le es apetecible a muchos equipos de esta índole esperando la maduración tardía de algunos.