La recuperación física, fundamental en la segunda fase

Lo decía José Antonio Camacho hace muy pocos días. Ya no es tan importante la preparación táctica del jugador como su recuperación física y mental. La mental, para recolocar al futbolista ante una nueva situación deportiva: los octavos. Y la física, para mantener su buena forma y evitar que el desgaste desactive su organismo cuando se acercan los momentos claves del torneo. Sobre este último objetivo trabajan los servicios médicos y el cuerpo técnico de la selección, convencidos de que el Mundial lo ganará la selección que mejor se recupere físicamente. La mayoría de los futbolistas españoles ha afrontado una temporada cargada de partidos. Y de responsabilidad. Unos, por sus compromisos en las más altas competiciones europeas, y otros por haber tenido que combatir en la descarnada lucha por el descenso. «Las piernas y la cabeza han trabajado en exceso y se acumula un estrés que está adormecido y que hay que evitar que se despierte cuando más se necesita al jugador», sostienen. Plan individualizado Cada seleccionado sigue desde hace diez días un plan específico e individualizado de recuperación. Todos ellos llegaron a la concentración de Jerez con los datos analíticos de la temporada bajo el brazo. Los informes facilitados por los clubes incluían su estado metabólico y las prioridades de sus organismos para rendir al máximo nivel. En Corea del Sur los médicos se han encontrado con un inconveniente añadido, con el que ya contaban: las altas temperaturas y, sobre todo, el elevado nivel de humedad que los deportistas deben soportar durante los partidos. El principal cometido de los recuperadores es evitar la deshidratación. Y para ello los futbolistas ingieren un litro de agua o bebidas isotónicas en 4 tomas una hora antes de los encuentros. Para entonces ya habrán introducido en su estómago alimentos ricos en glucosa.