Diario de León

BALONCESTO

España logró el partido que soñaba para la final

España pasó de puntillas por el trámite que supone luchar por un puesto no correspondido por ilusión y objetivos. El conjunto que entrena Javier Imbroda venció sin problemas a Brasil (105-89).

Gasol necesitó hielo para mitigar los efectos de un golpe en la mejilla

Gasol necesitó hielo para mitigar los efectos de un golpe en la mejilla

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J. M. Aguilar - INDIANAPOLIS.
León

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Ahora, al menos, tendrá el recuerdo de haber jugado contra el equipo anfitrión, un día antes y a las cinco de la mañana, siempre hora peninsular. La tristeza en el rostro de los jugadores era un presentimiento de cómo iba a transcurrir un encuentro anodino, animado solamente por las brusquedades en acciones concretas de los brasileños. El resultado fue el hematoma surgido en el párpado de Gasol, que merece un titular fácil: Gasol se parte la cara por España. El parte médico previo al choque también era propio de lo avanzado de la competición. Alfonso Reyes, con una lumbalgia, agravada en el encuentro contra Alemania, se movía inquieto en el banquillo, vestido de calle, ya que sentado le aumentaba el dolor. En Brasil, su mejor hombre, Marcelo Machado, tampoco pudo disputar ni un solo minuto, mientras Vanderlei Mazzuchini apareció con el brazo en cabestrillo. En fin, un panorama desolador para un partido intrascendente y con escaso ánimo para disputarlo. El único aliciente fue estar viendo el encuentro y repasar las estadísticas de los primeros siete partidos del Mundial. Es llamativo que España sea la última de las doce que pasaron la primera fase en los apartados de porcentajes en triples y en asistencias. Ni se acierta en el tiro ni se pasa el balón para convertirlo en canasta, podría deducirse de los números, siempre fríos, pero a veces muy significativos. Pese a todo, la selección española no cambió el guión y siguió fiándolo todo a su eficacia desde más allá de 6,25. Como los jugadores estuvieron certeros dentro de lo que cabe, encarrilaron pronto el choque. Fue sintomático que Gasol, al anotar un triple, mirara al banquillo español y pusiera cara de decir: «¡Hoy sí entran!». Navarro también vio aro esta vez y se desquitó de su penoso espectáculo frente a los germanos. Quizás por la desidia, el partido adquirió por momentos un tono áspero, y los golpes se sucedieron sin ton ni son. Gasol fue el peor parado y Navarro se enfadó, repelió una acción brusca y se llevó una técnica. Esto encorajinó a los españoles, que se dedicaron a jugar y sentenciaron el encuentro (88-64), en el minuto 30. Hubo quien hasta se durmió en el último cuarto. Palabra de honor.

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