Diario de León

Balonmano | Liga Europa

El Ademar solo aguanta un tiempo

Kristianstad 34 Ademar 27 El conjunto leonés dio la cara en la primera mitad, con un gran Khalifa y un ataque coral, pero los suecos les pasaron por encima tras el descanso

León

Creado:

Actualizado:

Era un todo o nada, una bendita locura, una temeridad honorable... una moneda al aire que, a priori, salió cruz. Pudo ser peor sí, sin duda, pero también algo mejor. Y es que el Abanca Ademar llegó, vio y perdió (34-27) en la pista del Kristianstad sueco después de diez días con toda la plantilla confinada y ningún entrenamiento en grupo. Eso nadie debería olvidarlo. Como tampoco la poca empatía de la EHF y —como se quejó amargamente Manolo Cadenas— de la Junta de Castilla y León, a quienes el técnico de Valdevimbre culpó de «este disparate». Porque a los falsos positivos se unieron la negativa de la federación europea a darle margen a los leoneses más allá del 30 de marzo y de la principal institución comunitaria de flexibilizar sus propias normas anticovid. Y no por capricho sino como alega el club porque a todas luces las pruebas demuestran que las PCR no casaron con los test de antígenos. Así se resumen los días previos a una eliminatoria de octavos de la Liga Europea que hoy mismo —18.45 horas, en La 8 León — vivirá su segunda y definitiva parte.

Siete goles. Eso tendrá que tratar de igualar —al menos— el equipo ademarista si quiere irse a la prórroga. Y no es que ponga en duda la capacidad de estos jugadores de darle la vuelta, pero las condiciones en las que llegarán no son las mejores. Y la gasolina dio para lo que dio. 30 minutos. Ni uno más ni uno menos.

La mejor imagen

El primer acto arrancó con un ritmo endiablado del Kristianstad, que endosó un 3-0 de parcial en apenas un par de minutos. Una carta de presentación que sin embargo no iba a amilanar a los leoneses que, en otra muestra de poderío, igualaron el choque con Jaime, Marchán y Donlin como teloneros de uno de los ‘ademares’ más corales que se recuerdan en lo que al gol se refiere. Y es que pronto se sumarían a la fiesta Gostovic, Carrillo, Lucin, Gonzalo, Kisselev y Piechowski. Los suecos —con un mayor poderío físico— eran conscientes de que meter una marcha más acabaría pasando factura a su rival y convirtieron a la contra una gran mayoría de sus acciones de ataque. Fue un constante acordeón. Cada vez que abrían brecha —con un +4 de máxima— el Ademar reaccionaba circulando bien el esférico, sobre todo cuando Lucin entra en escena.

Los suecos siempre fueron por delante en los primeros 30 minutos —salvo el 3-3— pero el conjunto de Cadenas no le perdió de vista nunca e incluso desaprovechó hasta seis acciones para haber vuelto a poner las tablas. Unas veces el portero, otras la gran defensa del Kristianstad y la mayoría los propios fallos del cuadro marista evitaron que eso sucediera, aunque el 16-14 con el que se marcharon al descanso evidenció que iban a dar batalla hasta que el cuerpo aguantase. Quien no supiera del confinamiento que han sufrido en estos diez últimos días quizá no habría notado nada extraño en los jugadores. También ayudó —y mucho— a amortiguar el golpe sueco Khalifa. El argelino realizó hasta ocho intervenciones en momentos clave que dieron confianza a sus compañeros cortando la posible hemorragia a tiempo. Obviamente aún debía disputarse otro tiempo agotador.

Lo peor estaba por llegar

El problema de verdad apareció tras reanudarse el segundo tiempo. El Kristianstad no solo estaba más fresco sino que supo aprovechar sus ocasiones castigando cada error de los leoneses. Errores que se fueron multiplicando con el paso de los minutos. Ya no se volvió a ver una defensa más o menos férrea, sino que los suecos encontraron huecos una y otra vez desde los extremos y por el centro. Las diferencias se dispararon con Ocvirk campando a sus anchas, al igual que Nyfhäll en el pivote, bien secundados por otros protagonistas como Einarsson o el extremo Frend-Öfors. Arriesgando al máximo con una defensa abierta, el Ademar pudo reducir la desventaja, pero volvió a aparecer la portería local con dos acciones sobre Casqueiro —el portero fue una pesadilla— y los leoneses terminaron por bajar los brazos. Exhaustos, así terminaron el partido.

Ahora tendrán menos de 24 horas para volverse a ver las caras en el mismo escenario, con siete goles de desventaja pero al menos mejor descansados y con un pequeño entrenamiento todos juntos. Una pena que este confinamiento haya llegado justo cuando el Ademar comenzaba a coger velocidad de crucero.

tracking