Ansu Fati hace que el Barça recupere la alegría

El fútbol es un estado de ánimo y eso bien lo saben en el Camp Nou (3-0). El Barça entró al terreno de juego contra el Levante inmerso en una profunda depresión y salió en plena euforia. Por el camino, el equipo culé había pasado por encima del Levante con los goles de Memphis Depay y Luuk de Jong en la primera mitad y, lo más importante, había regresado el hijo pródigo.

Ansu Fati puso fin a su calvario de casi un año en medio de una atronadora ovación a la que respondió con una sonrisa, que ya necesitaba la afición del Barça, con desborde y con un gol de crack que cerraba el choque. Es el futuro, pero también el presente. Ronald Koeman salió de inicio con una mezcla de su estilo y el del propio Barcelona. El técnico neerlandés apostó por un 4-2-3-1 en el que Philippe Coutinho actuó por detrás de Luuk de Jong y en el que Gavi partió desde la banda derecha y Memphis Depay lo hizo desde la izquierda. Este último, el ex del Olympique de Lyon, empezó muy participativo en el choque y a las primeras de cambio dejó claro que debe ser uno de los que tire del carro en este curso.

Dejó atrás a De Frutos, Miramón y Radoja hasta caer derribado en el área y forzar un penalti que él mismo iba a transformar para quitar piedras de la mochila de su equipo. El tanto de Memphis en el minuto 6 liberó las piernas de un equipo que comenzó a gustarse gracias a la frescura de Nico y Gavi y a dos laterales, Dest y Mingueza, que se instalaron en área rival y sometieron desde el minuto uno a un Levante en horas bajas. En una de esas internadas, el lateral norteamericano se fue hacia el centro, encontró un pasillo sin oposición granota, y conectó con Luuk de Jong para que este batiera a placer a Aitor por bajo. Solo habían pasado 15 minutos y el mejor Barça de la temporada ya había dejado el partido prácticamente finiquitado.

Los de Koeman levantaron el pie del acelerador hasta el descanso y aun así pudieron hacer más leña del árbol caído si Piqué, Gavi o Memphis hubieran aprovechado alguna de las ocasiones de las que dispusieron.

A sus anchas

Tras la reanudación, el Levante seguía con flojera en las piernas.

Los de Paco López eran incapaces de superar la presión alta del Barça y eso llevaba a los culés a reforzar aún más el plan de Koeman. Busquets y Nico, muy inspirado durante todo el choque, lanzaban a un equipo que jugaba a sus anchas y que seguía con el goteo de ocasiones a la espera de que una entrara y pusiera la guinda a una tarde, por fin, sin sobresaltos.

Memphis avisó hasta en tres ocasiones pero unas veces Aitor y otras los centrales evitaron el doblete del neerlandés.

Koeman movió fichas primero con la entrada de Riqui Puig y después, a falta de diez minutos, dando al Camp Nou el caprichopor el que llevaba clamando desde que empezara la segunda mitad. Ansu Fati puso fin a casi un año de calvario con su regreso a los terrenos de juego y se pudo ver de inmediato al jugador con chispa que encandiló a toda la afición culé y que se asomó a la selección española con apenas 17 años.

El joven extremo se llevó la ovación la tarde, desbordó en las pocas intervenciones que tuvo y puso la guinda con un derechazo desde la frontal que puso patas arriba a un Camp Nou que no vivía un momento de excitación así desde antes de la pandemia.