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Marco Asensio da el paso

Se consolida como la tercera punta del tridente blanco gracias a su zurda privilegiada y confirma su resurrección El golazo del balear acerca la Liga

El delantero del Real Madrid Marco Asensio lo celebra tras marcar ante el Granada. GUILLÉN

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León

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El Real Madrid comenzó la temporada con un tridente conformado por Bale, Hazard y Benzema. Pesaban los galones. Las lesiones, la falta de implicación en el trabajo diario y un meteoro llamado Vinicius sacaron enseguida de la ecuación al galés y al belga, hoy activos residuales de la plantilla pese a sus faraónicos contratos y las astronómicas inversiones que les condujeron a Chamartín. El francés se mantuvo imperturbable, cumpliendo sin pestañear con esa responsabilidad goleadora que asumió tras la fuga de Cristiano Ronaldo. Y encontró un socio inesperado en la figura de ese eléctrico brasileño cuya concepción del fútbol había puesto el ‘9’ en tela de juicio meses antes. Pero faltaba ese tercer puñal que completase un remozado frente ofensivo y fuese capaz de asumir el mando en ausencia de sus dos figuras referenciales. Tras meses de titubeos, Marco Asensio parece determinado a dar por fin el paso.

El golazo del balear frente al Granada, que proporcionó al Real Madrid tres puntos vitales para acercarse al título de Liga, sirvió para confirmar la resurrección de un futbolista dotado de una zurda privilegiada pero cuya irregularidad ha impedido brillar a la altura de ese talento extraordinario que hace unos años le convirtió en la gran esperanza del fútbol español.

En una noche en la que la parroquia local echaba de menos a los responsables de más de la mitad de las dianas que el Real Madrid ha facturado en lo que va de campaña, Asensio acudió al rescate con un zurdazo desde 30 metros que venció la resistencia de Maximiano, el coloso nazarí que amenazaba con secar al líder, como tres días antes había hecho el Athletic en la Copa del Rey. Fue el premio merecido a la insistencia de un futbolista que disparó seis veces entre los tres palos, más de la mitad de los lanzamientos a puerta que efectuó su equipo en un envite en el que otra de las claves fue la irrupción tras el descanso de Valverde, que metió una marcha adicional al hasta entonces trabado ataque del cuadro blanco.

Rabia Asensio celebró el tanto a lo Cristiano Ronaldo: quitándose la camiseta para lucir músculo y denotar con su rabia el carácter reivindicativo del gol. Una efusividad poco corriente en un atacante tantas veces apocado que parecía remiso a ocupar el lugar que le destinaba ese cañón que tiene en la pierna izquierda, la mejor después de la de Messi, según razonaba Zinedine Zidane cuando tutelaba su crecimiento en Valdebebas. A la vera del marsellés, firmó un puñado de misiles que hicieron soñar al madridismo, permitieron frotarse las manos a la selección española y atrajeron a una cohorte de pretendientes, con el Liverpool dispuesto a tirar la casa por la ventana tras la final de Kiev. Pero el peso de la mochila que había cargado con su clase y unas expectativas desmesuradas hicieron mella en el mallorquín, frenado en seco por la rotura del ligamento cruzado anterior y el menisco externo de la rodilla izquierda que sufrió en el verano de 2019. El tortuoso proceso de recuperación y las secuelas que dejó la lesión en la mente de Asensio han hecho que desde entonces solo haya emergido a cuentagotas ese futbolista diferencial que inauguró la apuesta de Florentino Pérez por el talento emergente en el ya lejano 2014. Asensio vuelve.

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