Antonio Martínez y Panos sostienen al Abanca Ademar (38-34)

No, no fue un partido redondo del Abanca Ademar, que otra vez sembró más dudas que certezas a la hora de defender —sobre todo por el centro— pero al menos los de Manolo Cadenas sumaron un triunfo que les acerca un poco más a Europa (38-34) ante un Huesca combativo aunque errático cada una de las veces que se acercó en el marcador. Hubo intensidad por parte de ambos conjuntos y similar descontento con el arbitraje en los dos banquillos. Nada nuevo, por cierto, en una Liga que se lo debe hacer mirar. 

Quizá sea simplificarlo todo demasiado, pero es que en esa moneda al aire que suele lanzar el equipo ademarista en la mayoría de sus choques salió cara porque Antonio Martínez completó su mejor partido desde que forma parte del primer equipo. Una exhibición de récord absoluto que le llevó a anotar quince goles en dieciséis lanzamientos. Solo se permitió un fallo desde los siete metros el extremo leonés, que sin darse un ápice de protagonismo va camino de marcar una época en el balonmano español. Y dicho esto, también se explica el triunfo merced a la buena actuación de Panos —esta vez sí— en la portería. Salió desde el banquillo para suplir a un flojo Saeid y regaló la regularidad necesaria para que sus compañeros no terminasen metiéndose en un lío. Los dioses griegos bendijeron a un guardameta que necesitaba una actuación así.

Arrancó Antonio Martínez enchufado y en apenas cuatro minutos anotó cuatro goles, tres de ellos al contragolpe después de buenas acciones defensivas de un Abanca Ademar al que regresaba Milos. Gran inicio de partido de un conjunto leonés que a los siete minutos ya mandaba 9-4 en el marcador, lo que obligó a Nolasco a pedir tiempo muerto para recomponer a un Huesca dubitativo en defensa y errático a la hora de atacar. Ese prometedor inicio de los de Cadenas lo refrendó Santista con anotaciones desde el pivote merced a milimétricas asistencias de Boskos. 

Del tiro exterior se encargaba David Fernández, inteligente como casi siempre. La cosa fluía y Cadenas aprovechó para rotar su primera línea (minuto 15) dando entrada a Zanas, Castro y Zapico. Cayó entonces el duelo en un momento de desconexión, de atasco del Ademar que Huesca transformó en un 12-10 que obligaba a reiniciarse. Papan sustituyó a un flojo Saeid y era ahora el técnico de Valdevimbre quien pedía tiempo muerto porque todo lo bien que salieron a la pista se diluía peligrosamente (12-11 minuto 19). Le sentó genial el parón a los leoneses, que con Papan bajo palos ganaron en seguridad. Sin embargo Huesca, mucho más compacto atrás, neutralizó las contras y puso el 14-14 a ocho para el final de la primera parte.  

Papan se vino arriba con tres intervenciones seguidas y sus compañeros lo completaron volviendo a ampliar la renta a +3 (18-15). Los oscenses, demasiados duros en algunas acciones defensivas, encendieron a una parroquia local entregada a la causa. Era momento de remar en la misma dirección. Faltó mayor contundencia defensiva de un Ademar a trompicones que se fue al descanso 19-17 sin dar sensación de demasiada superioridad.

Y casi como un calco de la primera, un Antonio pletórico tiró del carro con tres tantos más al arranque del segundo acto. Sufre en exceso el Abanca Ademar en el centro de su defensa y esa debilidad la aprovechó una y otra vez un Huesca que no se marchaba del encuentro. Jugaban los ademaristas en el alambre todo el tiempo sin que nada ni nadie supiera remediarlo. Sólo Castro y David ponían cordura a un Ademar que no defiende con seriedad (26-26, minuto 47).

Y a diez para el final —con buenas intervenciones de Panos y un Antonio Martínez en estado de gracia— las pérdidas del Huesca y una exclusión discutida por Nolasco las penalizó un Ademar que de nuevo ponía tierra de por medio (31-27). El Huesca se dejó llevar por las quejas arbitrales y fue entonces cuando el Ademar decantó a su favor un duelo igualado y no demasiado brillante de los leoneses, pero que deja dos puntos de oro.