Diario de León

CASO RUBIALES

Jorge Vilda, del cielo al infierno en 16 días

- El seleccionador que llevó a España a coserse su primera estrella de campeona en un Mundial femenino cae dos semanas después, arrollado por el 'caso Rubiales'

Jorge Vilda. EFE/EPA/NEIL HALL

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COLPISA/ ISAAC ASENJO / ÓSCAR BELLOT

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Dieciséis días después de vivir el momento más glorioso de su carrera, Jorge Vilda cae arrollado por el ' caso Rubiales ', que ha puesto patas arriba el fútbol español y ha manchado la imagen del país. El técnico madrileño, que el pasado 20 de agosto llevó a la selección española femenina a coserse su primera estrella de campeona del mundo, quedó sentenciado días después por sus gestos de complacencia hacia el ahora suspendido presidente de la Federación Española de Fútbol (FEF), plasmados ante todo el mundo por sus aplausos al dirigente durante la asamblea con la que el motrileño trató de atrincherarse en la poltrona federativa, aunque ya había quedado muy tocado meses atrás por la rebelión de 15 futbolistas que reprobaron sus métodos y querían su cabeza.

Minutos antes de reunirse con el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Víctor Francos, el mandamás interino de la FEF, Pedro Rocha, le sirvió en bandeja al Gobierno esa cabeza del hasta este martes seleccionador español femenino, como parte de ese proceso de reestructuración en el seno del ente que exige el Ejecutivo para limpiar la imagen de una organización tradicionalmente renuente al cambio.

Vilda pasa así del cielo al infierno que supone verse condenado por sus hasta ahora valedores, pero lo cierto es que la destitución se había convertido en la única salida posible para la Federación, presionada por el Gobierno español y bajo la lupa de la FIFA. Vilda había perdido por el camino a la mayor parte de su cuerpo técnico, once de cuyos integrantes abandonaban el barco un día después de aquella asamblea que terminó por sentenciar al técnico madrileño y dejó señalado también al seleccionador masculino, Luis de la Fuente, quien al igual que Vilda apludió a Rubiales y un día después, cuando la FIFA ya había suspendido de forma provisional al dirigente granadino, reprobó su comportamiento.

Vilda tenía que ofrecer dentro de diez días una convocatoria para la Liga de Naciones de cara a la cual difícilmente hubiera encontrado futbolistas. Las 23 campeonas del mundo renunciaron a acudir con la selección mientras no hubiera cambios profundos después del beso robado a Jenni Hermoso por parte de Luis Rubiales y los bochornosos gestos que este dejó en el palco al término de la final del Mundial femenino, cuando se agarró los genitales a pocos metros de donde se encontraba la Reina Letizia y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Ahí comenzó un efecto dominó que ha terminado llevándose por delante a Vilda.

En cualquier caso, llovía sobre mojado. Tras tres lustros como empleado de la FEF, uno de ellos en calidad de seleccinador absoluto femenino, Vilda hizo historia en Australia y Nueva Zelanda al llevar a La Roja a ganar la Copa del Mundo, una hazaña con la que no podían soñar ni los más optimistas del lugar.

Vilda creció respirando fútbol. Su padre, Ángel, fue preparador físico de equipos como el Barça de Johan Cruyff, el Madrid de Jupp Heynckes y el Atlético de Luis Aragonés, entre otros. Jugó en los alevines del equipo azulgrana, donde coincidió con Xavi Hernández, y fue recogepelotas de aquel 'Dream Team' que alcanzó la gloria en Wembley con la Copa de Europa ante la Sampdoria en 1992. "El fútbol del Barça me marcó mucho", reconoció en una entrevista.

Se inició en los banquillos del fútbol femenino en 2010 y pasó por todas las categorías inferiores -dos Eurocopas sub-17, un subcampeonato del mundo en la misma categoría y una Eurocopa sub-19-, a las que también entrenó su progenitor hasta que se hizo con el control de la selección española absoluta en 2015, con la salida de Ignacio Quereda. La importante rebelión de las propias jugadoras, que denunciaron insultos y abusos continuados, justo después del Mundial de Canadá, fue clave para que Ángel María Villar -que presidió la Federación hasta 2017- dejara de confiar en Quereda.

Motines, críticas, resultados Las futbolistas de la selección creían que la llegada de un nuevo preparador las reconciliaría con la ilusión perdida bajo el mandato del que fue seleccionador durante 27 años. Sin embargo, desde que cogió las riendas de La Roja, Jorge Vilda, nominado en dos ocasiones por la FIFA a mejor técnico del año, ha vivido en el centro de la diana, envuelto en la polémica por diferencias con varias jugadoras. El madrileño se aferró a un puesto que por momentos se tambaleó ante las continuas críticas de parte de su plantilla. Rubiales le sostuvo, hasta que la caída del motrileño le dejó sin más salvavidas.

Vilda sufrió una revuelta el pasado mes de septiembre tras los malos resultados en la Eurocopa de Inglaterra, donde el combinado nacional partía como uno de los favoritos. "Nunca ha habido un equipo al que se le haya exigido tanto sin haber ganado antes algo", dijo el madrileño. Fue la llamada rebelión de las 15, con muchas de las mejores jugadoras españolas renunciando a competir mientras él siguiera como mandamás de la absoluta. Con varias, incluso, había levantado alguno de los títulos que aparecen en su palmarés.

"Soy una persona dialogante y mi puerta siempre está abierta para hablar y para solucionar las cosas", manifestó. El madrileño recondujo los casos de las que le interesaban y recuperó a la columna vertebral de la selección. Aitana Bonmatí, Ona Batlle y Mariona Caldentey volvieron a luchar por la causa después de dar un paso atrás, mientras que Irene Paredes, Jennifer Hermoso y Alexia Putellas, que compartieron la nota pero no renunciaron volvieron a formar parte, de este equipo de éxito. "No cambiaría a ninguna de mis veintitrés futbolistas por nadie. Viendo el momento en el que estamos, si ha servido para esto, lo doy por válido", dijo antes de ganar la final.

Carácter No fue la primera vez que el seleccionador se veía envuelto por la polémica en sus decisiones. Ya al ocupar el cargo dejó fuera de la lista a Vero Boquete, que estaba en un gran estado de forma y disfrutaba de finales de Champions. La gallega, tras 14 años como internacional, no volvió a jugar más con España. "Cuesta creer que mi ausencia en la convocatoria para la Eurocopa (2017) sea por un tema deportivo", expresó dolida. Boquete fue señalada como cabecilla de aquel motín contra Quereda. Lo mismo ocurrió para ese torneo con Sonia Bermúdez, que se quedó fuera de la lista final tras haber sido una de las jugadoras más valiosas de la Liga con el Atlético y hasta hace unos días era la seleccionadora sub-21.

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