Diario de León

El Ademar no sale de la enfermería

Juan Bar, portero de Anaitasuna, fue toda una pesadilla para los atacantes del Ademar, que se toparon una y otra vez con él durante todo el partido. EDU SANZ

Juan Bar, portero de Anaitasuna, fue toda una pesadilla para los atacantes del Ademar, que se toparon una y otra vez con él durante todo el partido. EDU SANZ

León

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Primera derrota en Liga del Abanca Ademar (28-25) y cuarta jornada sin sumar dos puntos. Quizá sea pronto para hablar de crisis, pero sí que se confirma el enorme bache que atraviesan los de Dani Gordo en este inicio de temporada. Y no, no es por falta de actitud de una plantilla muy joven, con demasiadas caras nuevas y donde faltan numerosas piezas. El equipo peleó desde el minuto uno contra Anaitasuna, pero un pésimo inicio del segundo tiempo tiró por tierra el buen trabajo hecho. Y luego, a remolque, con un conjunto navarro mucho más hecho e intenso, supuso una losa imposible de levantar. Eso y los continuos fallos en ataque explican, en gran medida, un nuevo varapalo. Preocupante, por cierto, lo de los lanzamientos de penalti. No se pueden fallar seis tiros desde la línea de siete metros.

Una primera parte marcada, sobre todo, por la sobresaliente actuación de Juan Bar bajo los palos. El guardameta de Anaitasuna detuvo cuatro lanzamientos de cinco intentos desde los siete metros —para hacérselo mirar el conjunto de Dani Gordo— y terminó por desquiciar a los atacantes leoneses con más de una decena de intervenciones decisivas que explican el 11-9 con el que el duelo llegó a su ecuador. Y no, Saeid tampoco estuvo nada mal en la otra portería, siendo ambos los dos jugadores más determinantes de este primer acto.

Se esperaba un encuentro con alto ritmo y verticalidad y el pronóstico también se cumplió. Hay un brote verde claro en este Abanca Ademar y esa es su defensa. Queda mucho por ajustar, piezas que aún no encajan —lógico por los pocos partidos que llevan jugando juntos por el momento— pero ya no es la verbena de los dos últimos años. El club —o Cadenas— han hecho bien los deberes en ese aspecto y la exigencia de Gordo en lo táctico se va notando. Casqueiro aporta más de dos atrás que en el extremo, aunque su entrega en ambas facetas es innegable.

Pero como los vasos comunicantes, mejora la defensa y se resiente el ataque. Ahí de momento falta más contundencia. Vale que el portero de Anaitasuna rozó el sobresaliente, pero no es menos cierto que los ademaristas perdieron numerosos balones sencillos fruto, muchas veces, de la precipitación. Y desde luego hay que corregir cuanto antes lo de los lanzamientos de penalti. Sin Antonio Martínez como gran especialista, parece que no hay un lanzador claro y el que mejor responde suele ser el incombustible capitán. Pero es, cuando menos, preocupante.

Y si la primera mitad fue igualada y con un Ademar raudo que a pesar de las dificultades aguantó el tipo, el inicio del segundo fue toda una hemorragia abierta para los de Dani Gordo. Anaitasuna, que no bajó una sola marcha a su exigencia marca de la casa, aprovechó la caraja visitante en ataque y las malas transiciones para ponerse siete arriba en los primeros minutos. El técnico de Pucela no tuvo otra que parar el choque para neutralizar la escabechina y de paso recolocar una defensa que ahora sí hacía aguas.

Anaitasuna era un martillo pilón y hubo cambio en la portería marista. Salió Ramírez y mejoró los números de Saeid. También el resto del equipo mostró otra actitud, con buenas combinaciones y efectividad en los extremos 22-20. Sin embargo, la intensidad defensiva de los navarros volvió a abrir brecha llevando hasta la extenuación a los de Dani Gordo en cada uno de sus ataques.

Todo intento de rebelión leonesa quedó en nada. Era tarde para si quiera pensar en otro empate, mal menor visto lo visto. Anaitasuna mereció la victoria. El Ademar necesita tiempo, mucho tiempo para salir de una racha que se traduce en tres puntos de ocho posibles. Y también, aunque no sea la causa de todo, necesita estabilidad en los entrenamientos, una sede fija para entrenar, mayor seriedad del Ayuntamiento de León con un emblema de la ciudad —el único equipo en la élite— y bastante mayor aportación de todas las parcelas del club.

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